Nunca deja de sorprenderme cuando descubro que relojes de hace bastantes años, aún son relativamente fáciles de encontrar hoy en día. Más de una vez me he preguntado cuales serían las razones: si es que hubo un stock "gigantesco", si se han estado fabricando durante muchos años, o si en aquellos tiempos los relojes digitales seguían sufriendo su agonía de la crisis de los noventa (que aún pervive, y no es más que la predilección del consumidor "generalista" por los relojes de aguja, teniendo a estos modelos digitales como relojes "de segundo nivel" o "menos serios" que los primeros). Sé que eso es solo apariencia, quiero decir: los que estamos en "el mundillo" y todos los amantes de la relojería sabemos que cualquier reloj digital no es menos fiable, ni serio, ni genuino o digno que uno analógico, pero se da el caso de esta paradoja que os acabo de comentar. Tal vez "la culpa" de todo sea porque las principales marcas suizas, y los principales movimientos que se tienen por "acreditados" (Miyota, ETA...) son todos ellos mecánicos y de agujas. Los calibres digitales -sería más propio decir módulos en este caso, pero bueno- se han visto reducidos a unos pocos fabricantes (Casio, Timex...), y todos los demás, como comentaba el señor Masuda el otro día, se dedican simplemente a ser montadores de cajas.
Este reloj que os traemos hoy de protagonista a nuestra home es un buen ejemplo de ello. Olvídate de las pilas de siete o diez años de duración de aquéllos años ochenta, o de estos años, en aquél tiempo muchos de los movimientos de Casio eran con pilas de dos o tres años (sin ir más lejos, podemos poner de ejemplo el TRT-100 que probamos el otro día). Esa "moda", o esa forma de ofrecer la tecnología de módulos digitales, aún la estamos "sufriendo" hoy en día. Una prueba de esto son los movimientos de los DW-5600 o DW-6900, en los primeros, con pilas de una duración que es significativamente menor que la del modelo original.