Me encanta el frío. Como la hermana de mechas blancas de las Sjoberg, y sin llegar a ser tan adicto a la nieve como es ella, prefiero muchísimo más el frío al calor. Me encantan esas tardes en donde ves a la gente "recluida" en sus casas al calor de su hogar, mientras camino por las desiertas calles y los caminos sin nadie alrededor. Puede ser que, en realidad, me haya acostumbrado siempre a eso: nunca he tenido calefacción en las casas donde he vivido, y cuando salía a los templos a orar, las enormes piedras de sus muros favorecían un ambiente interior auténticamente polar. Cuando de niño las ancianas me cogían la mano, me la estrechaban dulcemente diciéndome que estaba helado.
Si a esto unimos una región tan lluviosa y sombría en la que vivo, donde la nieve en muchas de sus montañas es casi perpetua, y en la que calor hace muy poco a lo largo del año, encontraremos la mezcla perfecta para combinar los duros inviernos con los relojes más duros y preparados para estar ahí, donde ningún otro reloj puede estar y donde solo ellos podrían acompañarte: los Low Temp-LCD de G-Shock.