Para quienes pocas o incluso ninguna vez la hayan oído, Marlin no es más que una palabra sin sentido. Para muchas personas ajenas a la tecnología, herencia e historia relojera, es como hablarles en un código secreto. Pero para los amantes del coleccionismo de relojes, para los que les gustan, aman, sienten y usan los digitales, es "el santo grial". La cúspide, la excelencia. La exclusividad.
Y es que decir Marlin cuando hablamos de relojes digitales tiene connotaciones tan importantes y tan profundas que sería como hablar de tourbillones en los relojes mecánicos, o del "Spirit of Ecstasy" de Rolls-Royce. Es algo especial. No todo el mundo lo tiene, y mucho menos ahora, en que los Marlins escasean tanto.