Casio GPR-100, el modelo en el que se se basa el GPR-B1000

La verdad es que la línea GPR no es nueva. Aunque Casio ahora la utilice para sus G-Shock, en concreto para su asombroso GPR-B1000, no es ni mucho menos la primera vez que Casio se mete en estas lides y realiza un monitor GPS compacto. Lo hizo hace unos años con el GPR-100, aunque en aquella ocasión formando parte de su línea deportiva Phys.

El Casio GPR-100 era muy avanzado, incorporaba -al igual que lo hará probablemente el GPR-B1000- una batería de iones de litio de tipo botón, la PD2032 de 3.7 V., que posteriormente también usarían otros fabricantes, como Garmin en sus Forerunner, y que tiene un precio de unos 20 € por lo que (y en el caso de que el GPR-B1000 la incorpore también, que eso está por ver) se le puede sustituir y es relativamente fácil de encontrar, al contrario que una batería específicamente hecha ad-hoc.

Ya puedes preparar la cartera: aquí tienes el nuevo y prodigioso Rangeman

Si primero hablamos de que el Rangeman necesitaba un sustituto, va Casio y nos responde con este bestial reloj. Dot matrix en todo su LCD, y cuando decimos todo es ABSOLUTAMENTE TODO el LCD con esa tecnología, GPS integrado, solar, y más especificaciones que, de momento, no podemos asegurarlas, pero espérate más sensores (será triple sensor V3), Bluetooth y, por supuesto, la durabilidad y resistencia de G-Shock, entre la que cabe añadir resistencia al barro (Mudresist).

Estas primeras imágenes son, de momento, filtraciones, pero que en poco empezarán a inundar la Red por todos lados. Y no es para menos. El nombre, para que lo anotes bien, será GPR-B1000, y ya puedes olvidar tus otros relojes, de hecho ya puedes olvidar y tirar a la basura tus otras baratijas, porque este nuevo modelo, que inicia por sí solo una nueva seria (la GPR) viene para romper moldes. Eso sí, no será barato, porque entre Premium y Master of G, líneas en donde G-Shock lo colocará, habrá que desembolsar unos 800 €. Se acerca muy peligrosamente al Frogman GWF-D1000, es cierto, y ahí es donde se van a volver locos unos cuantos: "¿compro éste, o el otro?". Pero ¡bendito dilema! ¡Ojalá tuviésemos muchos dilemas parecidos!