Los viejos rockeros nunca mueren

... y si son de metal, menos todavía. Casio anunció para Europa sus tres modelos "con acabado metálico", de los cuales ya te hablamos aquí con ocasión de su presentación para Japón. Para el resto del mundo mantienen el nombre del modelo (GA-150) pero, como es habitual, modifican el nombre de la versión. El rojo que nos llamó tanto la atención pasa a llamarse GA-150MF-1A, el blanco será el GA-150MF-7A, y el negro con fondo plateado, GA-150MF-8A.

Las especificaciones se mantienen, y entre ellas destacamos la resistencia magnética, la sumergibilidad (hasta los 200 metros), o el completo cronógrafo de 1/1000 segundos y 99 horas, con tres modos, que incluye además unidades de velocidad y distancia. Poseen calendario completo hasta el año 2099, y su pila, una CR1220, les otorga energía hasta los tres años. La precisión de su módulo es de +/- 15 segundos por mes. Sus dimensiones son de 55,1 X 52,2 X 16,6 mm, con un peso de 70,1 gramos.

| Redacción: Zona Casio

Esto es... ¡¡¡¡¡¡ROCK!!!!!!!

Casio ha cogido un trozo de metal. Lo ha cortado en una fina lámina. Lo ha pulido. Lo ha prensado para darle forma. Lo ha pintado. Y lo ha impactado como si fuera un asteroide que llega a la Tierra a velocidad sideral contra el fondo de la esfera de unos G-150. ¿El resultado? Bueno. Parémonos un poco. Primero recapacitemos. Cuando salió la popular "tanqueta" (el G-shock GX-56) ¿recuerdas lo que a casi todo el mundo le llamaba la atención (aparte de su tamaño, claro)? Sí, exacto. La capa interna de uretano rojo, colocada justo por encima del gel absorvente de impactos. Pues estos modelos recuerdan vagamente esa forma, pero, lógicamente, este cambio es más estético que puramente protector. Pero es un gran acierto.

El contraste de las agujas ennegrecidas y el marco negro con el fondo glaciar del GA-150MF-7AJF (el modelo en blanco), o el volcánico rojo del GA-150MF-1AJF (el modelo negro), sin olvidar el metálico brillo espectral del GA-150MF-8AJF (también negro), da como resultado tres modelos que no pasan desapercibidos. Realmente el blanco es como si al mirarlo te asomaras desde lo alto de un rascacielos a una piscina gigante, rellenada con fluidos de neón azul. Y el rojo... bufff... La verdad, da la sensación de que un dragón abriera su boca y estuviera a punto de fumigar a la humanidad entera con una llamarada de fuego carmesí.