La fortuna, el destino o la casualidad, como quieras llamarlo, ha querido que el 30 aniversario de G-Shock (que será este año nuevo que está a las puertas) coincida con "el fin del mundo", o lo que muchísima gente entiende como tal (ya hemos hablado de ello en
alguna otra ocasión). Es muy llamativo que el más resistente reloj (o la más resistente línea de relojes, sería más propio decir) de todos los tiempos, coincida con una etapa astronómica tan señalada. Pero no es solo eso. La crisis, la tremenda voracidad de los mercados, que está llevando a no pocas familias a la ruina, y la catastrófica situación planetaria (en todos los sentidos, lo mires por donde lo mires: de valores, climática y medio ambiental, social...), se unen en un conjunto de factores que nos anticipan un futuro sombrío. Sin lugar a dudas estamos siendo testigos, la estamos viviendo ya, de una de las épocas más lúgubres y difíciles de la historia de la humanidad, casi podría decirse que es una especie de "edad media" (con otra problemática y diferente coyuntura, bien es cierto) que nos hará aflorar de cada uno, querámoslo o no, nuestro mayor grado de compromiso, de ímpetu, de fuerza interior. Es en este tipo de situaciones, y no en otras, cuando se necesitan los verdaderos líderes, personas que puedan coger "el toro por los cuernos" y saber guiar, discernir y caminar, por el estrecho y pedregoso sendero hasta la salida. Un resbalón, una desviación a derecha o izquierda de un par de metros, puede suponer el final. La caída al abismo absoluto.
¿Qué tiene que ver todo esto con G-Shock, te estarás preguntando? Pues mucho. Porque son esos mismos valores e ideales los que nos inspiran estos relojes. La supervivencia, la confianza, el valor y el aguante en todo tipo de situaciones, por comprometidas que sean.
