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2.07.2022

El efecto de usar calculadoras para reducir la ansiedad en los estudiantes de matemáticas



La ansiedad generada por las matemáticas en algunos estudiantes es una reacción emocional bastante estudiada, algunos de sus efectos suelen ser dificultad para el aprendizaje, problemas de rechazo, y dislexia. Por eso, en 2006 se realizó un estudio que trataba de explorar los efectos de incluir una calculadora (en aquel caso fue un modelo TI-84) para reducir la ansiedad, que fue publicado en el "Journal of Mathematics, Science and Tecnology Education".

En este caso dos doctoras de la Universidad de Manila han decidido realizar y actualizar aquel estudio, usando para ello una de las calculadoras de la serie ES Plus de Casio, en concreto recurrieron a una de las variantes más potentes, la fx-991. Como suele ser habitual, dividieron a los estudiantes en dos grupos, y formaron un grupo de control para ver los resultados. Y las conclusiones a las que llegaron son realmente reveladoras.




La ansiedad a la hora de estudiar matemáticas puede aparecer en cualquier edad, aunque normalmente suele producirse debido a una mala praxis del profesorado (sobre todo antiguamente, debido a que las matemáticas solían darse por profesionales con muy deficiente formación en la materia), que conlleva que el alumnado acabe teniendo malas experiencias y termine por no entender las cuestiones que se le plantean en clase.

Por desgracia, aunque las calculadoras llevan a disposición del ámbito académico desde hace más de medio siglo, no ha sido hasta fechas relativamente recientes que se ha incluido como elemento imprescindible junto con el resto del material de clase: el libro de texto, los cuadernos, o los bolígrafos. Esta reticencia tiene sus raíces en que el alumno no debería servirse de "ayudas ajenas" para aprender, lo cual no tiene ningún sentido puesto que, de ser así, tampoco debería facilitársele los útiles antes mencionados e, incluso, debería hacer todos sus cálculos de memoria (algo que, obviamente, sólo estaría al alcance de unos pocos superdotados), haciendo de las matemáticas una materia imposible de aprender.



Por otro lado, desde bien antiguo los seres humanos se han ido sirviendo de diversos elementos para calcular, con tablillas o, más adelante, diversos instrumentos mecánicos (las primeras calculadoras mecánicas datan de la Edad Media). Estos instrumentos se añadían al estudio y a las clases sin problemas, y se les veía como una ayuda lógica. No se entiende, por tanto, que teniendo a nuestra disposición calculadoras, hoy no lo sean, máxime cuando es bien sabido que, una vez en el ámbito profesional, el trabajador acudirá a ellas habitualmente y será esencial para él saber manejarlas con fluidez.

Aparte de esos beneficios, uno de los más importantes se encuentra en el apoyo psicológico que prestan las calculadoras, y se ha comprobado que teniéndolas como apoyo reducen notablemente los trastornos de ansiedad en el estudiante, y a la vez le ofrece más habilidades de conocimiento.

Ya en 1986 el National Council of Teachers of Mathematics (NCTM) publicó una nota en la cual recomendaba hacer extensivo el uso de calculadoras para todos los estudiantes de matemáticas, incluyendo calculadoras gráficas para los estudiantes de escuelas superiores.



Las calculadoras hacen avanzar al alumno más rápidamente y le ayuda a asimilar conceptos, y a explorar con rapidez nuevas soluciones y alternativas. Ya en su "The meta-analysis of the effects of calculators on students", Ellington A. evaluaba nada menos que 70 estudios de investigación para determinar los efectos de las calculadoras en el alumnado, resultando que los estudiantes de matemáticas que habían utilizado calculadoras habían experimentado una actitud más positiva hacia las matemáticas que aquellos que no las habían usado. Se investigó también su comparación con la instrucción tradicional del aprendizaje, descubriendo que, al final del estudio, los estudiantes con calculadora habían conseguido aprovechar más las matemáticas y habían obtenido mejores notas. Esto no se debe, obviamente, a que las calculadoras científicas les hubieran "hecho el trabajo", sino que les había facilitado avanzar más rápida y relajadamente.

El estudio al que hacemos referencia en este post, de la Universidad de Manila, se llevó a cabo durante el segundo semestre de los años académicos 2014/2015. Se dividieron a los estudiantes en dos grupos, uno denominado "grupo de control", que utilizaría los métodos tradicionales de estudio, y al otro se le dotaría con una calculadora científica Casio fx-991 ES Plus. Ambos grupos fueron sometidos a las mismas lecciones de matemáticas, alcanzando en total diez semanas lectivas. Al final del mismo el grupo que había usado la calculadora adelantó en puntuación y aprovechamiento al grupo de control, y los autores resaltaron que habían observado que los estudiantes de ese grupo habían prestado más atención a los aspectos más interesantes de las clases que el de control. Consiguieron reducir la ansiedad de sus estudiantes y, además, revelaron que el uso de calculadoras en las clases de matemáticas colabora significativamente a que los alumnos mejoren sus calificaciones, logrando mejor aptitud. En resumen, que la calculadora científica se ha mostrado, una vez más, como un potente apoyo durante el aprendizaje de las matemáticas.

| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com




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