Me he encontrado en el magazine "L'amateur radio" con un interesante dispositivo de comunicación, un pequeño transmisor morse que cabía en la palma de la mano. Lo interesante no es solo su tamaño, sino que podía conectarse a otros aparatos (estaciones de radio) y emitir desde pequeñas antenas. Por supuesto, un cable era para la alimentación (antes, como ahora, el problema de la energía portátil era bastante complejo de resolver, y aún hoy nos estamos cargando el planeta con la extracción de litio para las baterías -se dice que en 10 años, a este ritmo, se acabarán las reservas, mucho antes que el petróleo, por cierto-).
En fin, volviendo al tema, este pequeño aparato data ni más ni menos que de 1939 (de ahí que fuera en morse y que su cuerpo, por cierto, estuviera construido en baquelita, y no en el usual plástico de hoy), y era uno más de esos dispositivos portátiles que tan populares se hicieran durante la II Guerra Mundial (y que tanto ayudó a la Resistencia), uno de ellos era llamado "el clandestino", un nombre que le venía de perlas porque cabía, todo el conjunto, en una maleta. De este último ("el clandestino") seguro que muchos habréis oído hablar, e incluso verlo en películas de cine, ya que tiene un papel destacado en algunas. Sin embargo más desconocido era el dispositivo de mano, que nos recuerda -salvando las distancias, claro- a lo que hoy todos tenemos en el bolsillo: el smartphone.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Bonito inciso histórico para el domingo. Me ha gustado.
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