A unos les molesta que el cristal se encuentre por encima del bisel, a otros, que entre los huecos se meta polvo. Otros hay que no pueden tolerar el sutil sonido del "click, click" en los movimientos analógicos de cuarzo, incluso los hay que les resulta enormemente molesto, casi irritante, el barrido de "parada y reinicio" de la aguja segundera, optando por los movimientos llamados "sweep". Otros odian que los pulsadores "bailen", que los dígitos tengan cierta separación en sus segmentos, o que el contador del segundero esté en determinada posición en el LCD, separado o apartado de la hora principal.
Sean fobias, manías, o como Adan del GES lo llama, "TOC" (Transtorno Obsesivo Compulsivo, una enfermedad mental que, en sus estadios más avanzados o graves puede causar enormes desajustes para quien la sufre en su vida diaria, llegando incluso a requerir medicación), lo cierto es que el mundo de la relojería está lleno, inundado diríamos, de todo tipo de manías.
Sólo hay que darse una vuelta por los espacios dedicados a la relojería en blogs y redes sociales para darse cuenta de ello. "Yo no puedo tolerar ese color", dirá un usuario. "A mí en particular, es que con ese tipo de pulsadores no soy capaz de llevar un reloj, es superior a mí", dirá otro. En lo personal, lo que me llama la atención es que antes, de niños, no teníamos -por lo general- ese tipo de manías. Disfrutábamos del reloj tranquilamente y sin preocupaciones absurdas -¡oh, inocencia, divina virtud!-, sin buscarle las vueltas, sin tratar de encontrarle los cinco pies al gato.
_Manías y relojes_
//Lo que muchos en relojería llaman "gustos" o "preferencias" no son más que manías consentidas, adquiridas con el tiempo y debido a la amplia variedad de modelos y opciones que hoy tenemos disponibles.//
Pero a medida que hemos crecido y hemos podido elegir según "nuestros gustos" (o más bien, según nuestros caprichos), las manías también han aumentado considerablemente. Que este color no, este otro... Que este estilo no, este otro... Que esta forma no, esta otra. Si fuese como antaño, en donde adquirir un reloj era casi tan difícil y raro como adquirir un coche, tal vez todas estas tontas manías pasarían a mejor vida. Nuestro poder adquisitivo nos ha llevado a que seamos sumamente pretenciosos, "malcriados".
Yo no puedo curar manías, claro, pero sé por experiencia que, cuando tienes una manía, si le haces caso, peor es (y está probado en psiquiatría que así ocurre, dicho sea de paso). Es decir, no te vas a "curar" de esa manía reduciéndote a ser su esclavo, peor aún: con esa manía vendrán otras, si te empeñas en alimentarla (las manías tienden a retroalimentarse en un círculo vicioso y cada vez más negro y profundo).
Así fue como salí de mis manías con los relojes (o de muchas de ellas). Cuando adquirí el modelo de Casio con display holográfico, cada vez que miraba aquella cosa verdosa se me retorcía el estómago. ¿La solución? Prometerme a mí mismo que hasta que su correa acabase hecha añicos, no me desprendería de aquel reloj ni dejaría de usarlo. Para mi desgracia, la variante que tenían en la relojería y que me habían vendido era la de correa de nylon, la textil, mucho más resistente, sufrida y duradera que la de resina. Y así, hasta que aquella correa no se despeló y acabó presentando un aspecto claramente repugnante, no dejé aquel reloj. Ahora no tengo ningún problema con los holográficos, más aún: me encantan.
Así "curé" también (o más bien, superé) mis manías contra los analógicos: usándolos. ¿Que sientes repulsión por los analógicos? -Me dije a mí mismo-, ¡pues toma analógico! El cerebro acaba centrándose en esas manías, luchando contra ellas, y ya no se preocupa en inventarse más.
Otras manías son bastante "prácticas", o "razonables" (si es que a una manía se le pueden acuñar esos términos), como por ejemplo, aquellas personas que no pueden ver que los pulsadores de su reloj se aprieten "solos". Esas personas que odian el encontrarse, al mirar la hora, con una pantalla cambiada o con algo activado por haber presionado sin querer uno de los botones del reloj al ponerse la chaqueta o al hacer algún trabajo, como por ejemplo, meter sus manos entre los componentes del motor de un coche.
_Manías y relojes_
//Cuando un trastorno de este tipo nos impide disfrutar del reloj que tenemos, o dicta nuestras normas de conducta y nos limita, ha llegado el momento de ponerle freno. Y la mejor forma de hacerlo es enfrentarse al problema de frente, sino corre el riesgo de terminar siendo una fobia.//
No obstante son así, de manera "inocente" como empiezan la mayoría de estos tipos de manías. Al principio no se muestran tal como son, claro, porque si lo hicieran no les permitiríamos desarrollarse hasta convertirse en un monstruo. Por su naturaleza, las manías invaden tu cerebro inconsciente e inocentemente. Empiezan con cierto halo de "veracidad": las mencionadas presiones accidentales del pulsador, o el que te encuentres al mirar la hora con el segundero parado, haciéndote creer que se ha estropeado tu reloj. Esas cosas.
Si tienes una manía de esas, más aún, si se ha vuelto ya incontrolable y es ella quien decide -y no tú- el reloj que te pones y el que no, te animo a cortar por lo sano. Si no puedes ver los relojes oscuros, compra todos los que sean negros. Si no puedes ver pulsadores en seta, usa un reloj con ese tipo de pulsadores. Si no puedes ver que el cristal se raye, usa el reloj con el cristal más expuesto posible. Si no puedes ver que el reloj tenga los índices de determinada forma, ponte cada día un reloj con esos índices.
Pero aún así, si has desarrollado tal psicomanía que se ha convertido en algo cuya sintomatología te causa auténtica mutilación en tu día a día, tal vez un breve listado de algunas de esas manías que suelen ser las más comunes que sufras te puedan ayudar a la hora de elegir reloj. Pero recuerda que, cuando a una manía le haces demasiado caso y le das "cancha" y atención para que sea más rebelde, por lo general se fortalece y luego, ella sola, invita "detrás" a más compañeras.
A veces las manías de este tipo tienen mucho que ver con algún hecho dramático que hayamos sufrido. Por ejemplo, siempre recordaré cuando fui a recoger uno de mis relojes, que llevaba un tiempo sin usar, y me lo encontré con el borde, el marco de su cristal, invadido por el moho. Lo había dejado en un sitio muy poco "saludable", bien es cierto, pero jamás pensé que podían crecer hongos en el diminuto canal que separa el marco del cristal con su caja. Probablemente lo había dejado allí sin secarle su frontal a conciencia. Eso me llevó a odiar los cristales muy separados de las cajas, aunque como suelo responder y conociéndome, precisamente ya no me detengo a analizar ese aspecto. Porque sino, acabaría desarrollando también manía.
No vayamos ahora, por supuesto, a llegar al extremo de afirmar que todos los aficionados a la relojería somos unos psicópatas, claro. Ni unos maniáticos. Nada de eso. Lo que ocurre es que en muchas ocasiones, sea por la razón que sea, dejamos que nuestros gustos o experiencias "traumáticas" se acaben convirtiendo en manías y nos controlen. Y eso no es nada aconsejable, porque hace que nos perdamos la atractiva variedad y diversidad que la relojería nos puede ofrecer. En un jardín no hay solo rosas, los buenos jardines lo son porque nos permiten disfrutar de tulipanes, de coloridas azucenas, y de esbeltos cipreses y acacias. Un jardín sólo de rosas sería monótono, su aroma nos acabaría resultando empalagoso, y su paisaje repetitivo. Y al final, quien en realidad disfrutaría del reloj sería nuestra manía, y no nosotros.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
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ResponderEliminarJajaja mi toc es que si se raya lo vendo.
ResponderEliminarNo soporto un reloj con un rayón al final dejo de ver el reloj y solo veo el defecto.
Quizas esa sea la razón por la que disfruto los G eso si... Con un protector de cristal jajaja
lo del protector de cristal es otra opción. aunque con eso no solucionas tu toc :)
Eliminar¡Que artículo tan distinto y a la vez interesante! El tema de las manías es algo que yo creo que nos define como humanos.
ResponderEliminarJustamente hoy hablaba con otro aficionado a los relojes. Me decía que iba a vender su reloj porque desde que lo adquirió hacía poco sólo le pasaron cosas malas. Se torció un tobillo cuando lo llevaba y después de eso se enfermó del estómago.
Lo comprendo, y cuando un objeto en vez de darnos placer nos da malas vibraciones es mejor desprenderse de él.
Yo no puedo utilizar la luz, ni la función Multiband, tampoco me gustan los Casio de metal, tengo muchas manías.
ResponderEliminarCon lo de la luz me ocurre lo mismo. Deben ser reminiscencias de cuando las microbombillas, que si pulsabas la luz te quedabas sin pila en un plispas
EliminarEstas peor que yo jajajaja
EliminarLas manías es un tema amplio... en mi experiencia, la falta de control sobre el tiempo me llevó de no tener ningún reloj, a tener 9 relojes en un periodo de 2 años. Busqué smartwatches, relojes digitales, pero ninguna llenaba completamente mis expectativas. No fue algo del todo negativo, pues descubrí con algunos de ellos algunos usos creativos, pero fue más gracias a mi creatividad, no al reloj en si; nadie pensaría en los creativos usos que le puedes dar a un reloj deportivo, por ejemplo. Pero me di cuenta que al final, lo de comprar relojes era algo a lo que tenía que ponerle un alto, y de manera contundente. Mi manía no se ha ido del todo, pero puedo mantenerla atenuada.
ResponderEliminarMuy cierto. Con cualquier cosa que nos guste es muy fácil perder el control (el alcohol, la comida...). Y siempre vas a encontrar excusas para hacerlo. Guti lo comentaba líneas arriba, cómo alguien relacionó su dolor de estómago con un reloj, cuando ¿por qué no con unas zapatillas? ¿O con tus pantalones? ¿por qué no con tus gafas? Pues porque son elementos totalmente irracionales, no tienen ningún sentido objetivo, solo ponemos el reloj como excusa cuando podríamos poner perfectamente cualquier otra.
EliminarCuando quieres aprender a conducir ves coches de autoescuela por todas partes. Luego desaparecen. Cuando quieres una moto, todo el mundo tiene moto, luego te cansas de ella y se vuelven invisibles. Todos esos procesos mentales están muy bien estudiados para, por ejemplo, hacernos consumir más cosas absolutamente innecesarias. El marketing sabe mucho de eso.
Bueno, creo que lo del estómago de ese chico no es manía, raya más en la superstición
ResponderEliminarYo colecciono todo tipo de relojes desde digitales, pasando por analógicos de cuarzo a mecánicos y automáticos vintage. Por poner un Toc o 'pero' es referente a los relojes analógicos de cuarzo (independientemente de si es suizo, chino o japonés) pero tengo la manía de fijarme en si el segundero coincide con los índices del dial.. Pero como me dijo alguien al que compré un vintage: no pasa nada, también las personas con los años ganamos algunas arrugas y canas.
ResponderEliminarPor cierto ZC gran artículo para los que estamos liados en este mundillo de los relojes. Saludos ;)
Una vez compré el mudman edición dakar, el rojo, el de TLC, en la vidriera me pareció hermoso, pero cuando lo compre, llevé a casa y lo tuve en mi muñeca, me pareció muy chillón ese rojo en específico, no lo pude usar mucho, cada vez que me lo ponía ese color me estresaba, si, ya sé que suena estúpido, pero es la verdad. Ese particular rojo en mi muñeca me afectaba y no disfrutaba del reloj y me afectaba en las otras actividades. Moraleja, nunca más comprarme un reloj de ese color ni de colores chillones. Por lo general el negro no suele fallar.
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