A unos les molesta que el cristal se encuentre por encima del bisel, a otros, que entre los huecos se meta polvo. Otros hay que no pueden tolerar el sutil sonido del "click, click" en los movimientos analógicos de cuarzo, incluso los hay que les resulta enormemente molesto, casi irritante, el barrido de "parada y reinicio" de la aguja segundera, optando por los movimientos llamados "sweep". Otros odian que los pulsadores "bailen", que los dígitos tengan cierta separación en sus segmentos, o que el contador del segundero esté en determinada posición en el LCD, separado o apartado de la hora principal.
Sean fobias, manías, o como Adan del GES lo llama, "TOC" (Transtorno Obsesivo Compulsivo, una enfermedad mental que, en sus estadios más avanzados o graves puede causar enormes desajustes para quien la sufre en su vida diaria, llegando incluso a requerir medicación), lo cierto es que el mundo de la relojería está lleno, inundado diríamos, de todo tipo de manías.