Dicen que a muchos inventores los tildaron de locos en su tiempo, y probablemente fuese así. La cuestión es que ver a alguien andar por ahí con esos "trastos" que veis en la imagen pegados al brazo debe hacer pensar a más de uno que esa persona no está en sus cabales, pero ni mucho menos. De hecho, puede que acabe cambiando la tecnología del futuro.
A fin de cuentas, si el movimiento inercial de nuestro cuerpo alimenta un rotor y éste logra impulsar un reloj mecánico, ¿por qué no hacer algo parecido, pero con el calor? No, no estamos hablando como ocurre en los relojes mecánicos, que un sistema de contrapeso hace que se le dé "cuerda" al muelle del reloj. En este caso lo que estos científicos han intentado conseguir fue que el calor del cuerpo alimentase a un reloj electrónico, y para hacerlo, ¿qué mejor que elegir a uno de los digitales más carismáticos de la actualidad? Pues sí, lo hicieron sobre un W-59.
Las posibilidades de su invento son muchísimas. Imaginaros un reloj de cuarzo que podemos recargar simplemente poniéndonoslo sobre la piel, o un Tough-Solar el cual, donde no le dé el sol o en época invernal, pueda seguir recargándose su acumulador bajo la manga, también con el calor del cuerpo. Dado que esos dispositivos no consumen mucha energía, los investigadores Rashid Abdulla Alshehhi, Md Shamsul Arefin, Taiyang Wu, y Mehmet Rasit Yuce, del departamento de sistemas de ingeniería eléctrica de la Monash University (en Australia), decidieron ver si podría llevarse a la práctica.
Para hacerlo, acoplaron al cuerpo de un voluntario un generador termoeléctrico (TEG por sus siglas en inglés), tratando de llegar a unos 5V (más que suficiente para alimentar el circuito de un reloj de tipo W-59) con una potencia de salida de 86.8µW. ¿Os acordáis de Matrix, y cómo las máquinas obtenían su energía del cuerpo humano? Pues más o menos ese es el principio: generar energía a partir del calor de nuestro cuerpo. Hay que hacer notar que el TEG (basado en el efecto Seebeck) no puede aprovechar totalmente los alrededor de 100W que genera el cuerpo humano, solo convierte en electricidad alrededor del 0.2-0.4% de esa energía. De manera que los investigadores han centrado sus esfuerzos en tratar de ser muy eficientes diseñando su TEG.
No os voy a aburrir con los detalles técnicos de su invención, baste decir que en su W-59 de prototipo han utilizado un regulador de voltaje que era capaz de ofrecerle al reloj 3V, aunque en realidad el reloj se conforme con 1V, incluyendo un sistema que ofrecía alimentación al reloj mientras el cuerpo estuviera sin generar calor por alrededor de 6 minutos.
Pero no contentos, han ido más allá, combinando esa tecnología con la que os comentaba de la alimentación solar, añadiendo al invento una correa repleta de células solares, que colaboraba a generar mayor energía (muy útil si, en lugar de alimentar a un W-59, queremos alimentar un smartwatch). Como resultado, no solo han demostrado que esta innovación funciona, sino que puede resultar mucho más interesante si se le añade un supercapacitador en paralelo, conformando un sistema híbrido generador de energía limpia, sin deshechos, y autónoma.
Los investigadores llevan desarrollando y puliendo esta tecnología desde 2012, experimentando con diferentes compuestos, combinaciones y TEGs. Esperemos que logren no solo hacerlo funcional y práctico para el día a día, sino comercial -que esa es otra-, y puede que en un futuro los relojes no requieran ya más pilas contaminantes, sino radiación solar..., y el calor de nuestro propio cuerpo.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
No soy experto en esos campos, pero me da la impresión que es lo mismo que hicieron Seiko y Citizen en los 90:
ResponderEliminarCitizen “Thermo” Eco-Drive
Y por lo que parece ellos tampoco lograron hacerlo comercial
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