Dicen que a muchos inventores los tildaron de locos en su tiempo, y probablemente fuese así. La cuestión es que ver a alguien andar por ahí con esos "trastos" que veis en la imagen pegados al brazo debe hacer pensar a más de uno que esa persona no está en sus cabales, pero ni mucho menos. De hecho, puede que acabe cambiando la tecnología del futuro.
A fin de cuentas, si el movimiento inercial de nuestro cuerpo alimenta un rotor y éste logra impulsar un reloj mecánico, ¿por qué no hacer algo parecido, pero con el calor? No, no estamos hablando como ocurre en los relojes mecánicos, que un sistema de contrapeso hace que se le dé "cuerda" al muelle del reloj. En este caso lo que estos científicos han intentado conseguir fue que el calor del cuerpo alimentase a un reloj electrónico, y para hacerlo, ¿qué mejor que elegir a uno de los digitales más carismáticos de la actualidad? Pues sí, lo hicieron sobre un W-59.