Con el país entero (y recalcamos lo del país entero, aunque podríamos decir casi que "Europa entera") totalmente paralizado y retenido en sus casas, es evidente que el impacto de la pandemia por el SARS-CoV-2 va a ser brutal. En todos los sentidos y en todos los aspectos. Probablemente nada volverá a ser como antes, la noche del 14 al 15 de marzo fue un antes y un después, podría decirse que ese fue el último día de una vida diferente, distinta, de la que llevaremos a partir de ahora. Ese día te acostaste de una manera, y despertaste en un mundo diferente. Es así de claro. Una enfermera lo decía esta mañana, que a pesar de haber visto de todo, a veces sale del hospital con la sensación de que está presenciando y viviendo una historia de ciencia ficción. Y si lo dicen ellos, con lo que han visto, imagínate los demás.
Claro que - a Dios gracias - muchos aún seguimos vivos para contarlo, porque en cuestiones de salud (que es lo que importa, ante eso todo lo demás es secundario) muchas víctimas se han quedado en el camino, a día de hoy en España se cuentan por miles, con familias que sufren esa cruenta situación. A veces perdemos esa perspectiva, y no está de más recordarla para que sepamos y nos demos cuenta de la magnitud de la catástrofe a la que nos enfrentamos, y por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo (que es tratar de evitar que la pandemia se lleve a todo el país por delante).
Hemos visto verborreas estas últimas semanas de mandatarios ingleses, diciendo que esto era "peccata minuta", y luego han tenido que recular. Por desgracia el género humano no parece aprender, y en su soberbia y altanería llega a límites insospechados. Cuando ves cómo personas como el presidente de USA, desde su torre bien fortalecida y protegida, condena a millones de estadounidenses a la muerte (porque es eso: la muerte), haciendo oídos sordos a quienes más saben del tema, el personal sanitario y científicos, uno no puede menos que llevarse las manos a la cabeza y echarse a temblar.
Y es que nuestro enemigo común hoy es un virus, y señoras y señores: no es broma. Con un virus no se juega. Muchos sanitarios están ahora, en estos mismos momentos, jugándose el tipo (sí, jugándose sus vidas) en primera línea de batalla, y a muchos el virus les vence. Es muy difícil enfrentarse a un virus, en serio que lo es. Y muy difícil contenerlo, ya lo estamos viendo. Y el SARS-CoV-2 (COVID-19) es un virus condenada y puñeteramente poderoso, excepcionalmente contagioso (una persona puede ir "soltando" miles de ellos perfectamente viables sin tener los síntomas siquiera, esa es una de la razones por las que sea tan difícil de controlar y se expanda tantísimo).
Están hechos para eso. Pensados genéticamente y diseñados por miles de millones de años de evolución para eso mismo que están haciendo. Están entre nosotros desde que existen células, mucho antes de la aparición del hombre sobre la tierra, y entre ellos los mismos de la familia Coronaviridae (orden Nidovirales). Eso nos da una perspectiva respecto al enorme desafío al que nos enfrentamos.
Y ante eso, todo lo demás se derrumba. Y entre esas cosas a las que les afecta también está la industria de la relojería, por supuesto. Uno de los primeros que empezaron a atisbar la magnitud del problema fue el Swatch Group. Pensaban celebrar por todo lo alto su "Time to Move" en Zurich, a principios de marzo (del 4 al 6 de ese mes). Allí, aparecerían los nuevos lanzamientos de sus marcas de renombre: Breguet, Blancpain, Glashütte Original, Jaquet Droz, Harry Winston... Pero a primeros de febrero adelantaron y avisaron a todo el mundo que se habían visto obligados a cancelarlo. Algo empezaba a ocurrir, aunque de momento eran más rumores que certezas.
Para finales de febrero, el día 20 en concreto, Michel Loris-Melikoff, director de Baselworld, pensaba aún totalmente diferente. Decía que la feria suiza seguía su curso natural para celebrar la exposición sin problemas. Seiko, y Casio, pensaban diferente, y entonces respondieron que ellas no estarían en Basilea precisamente porque temían lo que se iba a avecinar. Citizen les siguió casi de inmediato, y abandonó también el barco de Baselworld.
Pero a pesar de todo su empeño, los organizadores de Baselworld iban a sufrir un duro revés. El día 28 de febrero se reunió de urgencia, en una jornada intensa en acontecimientos, el Consejo Federal de Suiza. Allí, acordaron tomar medidas para frenar la expansión, que ya estaba siendo patente, del coronavirus, y prohibieron en su territorio reuniones de más de 1.000 personas. Los organizadores de Baselworld se vieron entonces obligados a cancelar la feria de relojería.
Aún así, algunas marcas, lideradas por Bulgari, se empeñaron en celebrar una especie de presentación de novedades usando los hoteles suizos, en un desesperado intento por seguir mostrando sus novedades. A toda prisa otras firmas idean casi lo mismo: Casio presenta sus novedades casi "a puerta cerrada" en Tokio, sin enterarse apenas los periodistas, ofreciendo un kit de desinfección con mascarilla y guantes para los asistentes. TAG Heuer se apura para que no confinen la ciudad de Nueva York, y a todo correr presenta allí su nuevo reloj conectado. Con eso estamos ya a 12 de marzo. En ese día la escalada de contagiados por toda Italia arroja cifras de catástrofe pocas veces vistas en periodos de paz, y en España la población sale a la calle en masa, vacía las estanterías de los supermercados y pega el oído a la radio o a su smartphone, en previsión de que el gobierno español cierre todo establecimiento que no sea de primera necesidad, cosa que acabaría ocurriendo. Los rumores y el pánico corren como la pólvora por las calles.
LVMH (Louis Vuitton-Moët Hennese), propietarios de firmas de relojería como TAG Heuer, Bulgari, Zenith, o Hublot, y de marcas de perfumería de lujo, deja de producir en sus líneas perfumes. El día 16 de marzo comienzan a fabricar exclusivamente hidroalcohol para abastecer el mercado italiano y suplir la enorme escasez de desinfectante. Otras marcas de ropa italianas de lujo hacen lo propio con mascarillas y diverso material sanitario. Ese mismo día, Rolex anuncia que detiene la producción.
Un día después, Hublot sigue la misma senda. Sin fecha de reapertura aún, cierra todas sus instalaciones en Nyon. Asimismo, el "JCK Watch and Jewelry Show" de Las Vegas se pospone, y la pandemia obliga también a cerrar todas las concesiones oficiales de la firma suiza Bucherer alrededor de todo el mundo.
Si decíamos antes que TAG Heuer fue la última firma en celebrar un evento público para dar a conocer sus relojes, la lentitud de reacción de esta marca se muestra de nuevo el 20 de marzo, siendo la última en cerrar sus instalaciones en Suiza. A día de hoy, todas las grandes firmas de relojería de Suiza han echado el cierre y, por lo tanto, han dejado de producir. Solo se mantienen algunas pequeñas marcas tradicionales. TAG Heuer, además, cierra las oficinas de todos sus representantes y los manda a casa. Swatch ordena a sus empleados teletrabajo.
Y por último, ayer mismo se anunció que el "Geneva Watch Days", el evento que impulsara Bulgari para responder al cancelamiento de Baselworld del que hablábamos líneas arriba, se pospone. Por mucho empeño que hayan puesto en "esconderse en hoteles", el coronavirus también les ha hecho frenar en seco.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Ojalá esta situación sirva al menos para reordenar prioridades y cambiar mentalidades
ResponderEliminarEstoy con Stainless. Que al menos sirva para sacar algo bueno.
ResponderEliminar1. presidente y/o primero ministros de: eeuu. gb. italia. españa. y mexico unos totales ignorantes y criminales al tomar esto tan a la ligera y haber provocado las primeras muertes de sus ciudadanos.
ResponderEliminar2. creo que las empresas a futuro deberian hacer una alianza o no se un pacto donde cuando ocurra algo asi de nuevo todos deben empezar a fabricar lo que se necesite. medicinas implementos medicos comida. lo que se necesite. el mundo demostro que de potencia nada. todos son unos farsantes y ninguno se dio a basto para resolverselas sola.
Estás en lo cierto. Eso sin mencionar que los kits de detección chinos que compraron, no sirven. Así que más tiempo para devolverlos, más tiempo para enviarlos otra vez, y más tiempo para testearlos.
EliminarConcretamente en relojes seguro que se harán o por lo menos se priorizará en compra de relojes sumergibles al agua para que puedas lavarte las manos tranquilo, y además q puedas lavar el reloj tranquilo.
ResponderEliminarLa mayoría de smartwatch del mercado quedarán aparcados.
Tranquilos muchachos, que el mundo cambiara, pero muchas cosas seguirán como antes. Incluyendo los relojes.
ResponderEliminarPor otra parte, yo no me apresuraría a condenar a los presidentes, y meter a todos en el mismo saco. Es verdad que el virus es casi el mismo para todos -hay mutaciones- pero todos los países son distintos, tienen contextos diferentes y formas a abordar la crisis del virus de un modos según el contexto de cada uno.
Algunos países y su gente sufrirá más -y morirá más gente- por las consecuencias o daños colaterales que causa el virus en sus economías e industrias -incluyendo bienes y servicios básicos como sanitarios que se relentizaran o paralizaran-.
A lo que voy, es que ante una crisis de esta magnitud, hay que ponerse detrás de una autoridad y ser diciplinado para superarla, a pesar de los errores. Así como los Japoneses, que con toda su diciplina han podido mantener bajo control al virus.
Cuestionar a las autoridades, en este momento, es fatal. Los expertos, especialmente aquellos del mundo de la medicina, saben mucho y es necesario oírlos, pero no saben lo mismo que las autoridades, que manejan más información, y por tanto tomaran opciones que no nos gusten, no comprendamos, pero pueden ser las correctas.
Hay que cuidarnos, oír a esos expertos, pero ser disciplinados con la autoridad. Lo contrario, la desobediencia, desemboca en el caos, y traerá mas dolor de lo que piensan. Caso aparte es el de las autoridades que solo buscan ganar votos, y que por su posición no manejan información, además sume usted que pueden ser neófitos: mala combinación.
Comparemos casos:
El caso de G.B. que esta afrontando l virus de una forma muy diferente a los demás paises. Igualmente japón. La diferencia esta en que Japón tiene una actitud de mucha disciplina, su gente respeta y practica las medidas de profilaxis. En G.B. el enfoque es buscar la curva de contagios alta para alcanzar una "inmunidad natural". En ambos paices la cuarentena fue escasa en algún momento. Países distintos, contextos distintos, el mismo virus. Y no pueden acusar a esas autoridades de asesinos, porque no hay una intención directa de matar a alguien. No les pueden pedir resultados frente a un evento de la naturaleza que no se controla. Les podrán juzgar moralmente ¿Pero sabemos lo mismo que ellos? Júzguelo políticamente nomas con su voto, pero después de ver los resultados del manejo de la crisis .
El caso de mi país, es distinto. Estamos rompiendo el chancho de greda, nos comemos todos los ahorros por una cuarentena, que no sabemos cuanto tiempo se podrá sostener. ¿Por que? Porque nuestra población es vieja, muchos trabajadores son parte de grupos de riesgo por edad, y no podemos perderles. ¿Sabia que en Japón igual se permitió que la gente celebrara los cerezos en flor? ¿Por qué? Hay que preguntarle a la autoridad responsable de la decisión, porque parece poco lógico. Igual sucede con otras autoridades, como en el caso de Canada, USA, España, Italia, etc.
Lamentablemente no sera posible salvar a todos, igualmente pasa con el resfrió común, pero queda confiar que las decisiones se toman para intentar salvar la mayor cantidad de personas que se puedan, aunque esas no parezcan lógicas.
Pero recuerden, la moral no va de la mano con los políticos. Tampoco de la gente común. Mucho tiramos la piedra a los políticos, pero recuerden colegas, que el factor que más condena a Italia, también a España, es la falta de disciplina para cumplir ordenes y reglas. Principalmente de ahi viene la explosión del numero de contagiados. La critica siempre molesta, pero hay que analizarla con cabeza fría.