Si echamos un vistazo sobre lo que nos ofrecen los diversos fabricantes en relojes deportivos hoy, veremos que la mayoría solo venden "teléfonos móviles en pequeño", o sea, smartwatches. Los relojes clásicos de aventura han ido desapareciendo, y solo podemos encontrarlos en un único especialista: Pro Trek.
Cierto que en Pro Trek podemos encontrar modelos muy avanzados de smarwatches (ahí tenemos a los Pro Trek Smart), pero también podemos encontrar los relojes de aventura más que probados. Modelos como el PRT-B50 ofrecen, además, una mezcla de todo ello en perfecto equilibrio, una hibridación entre las funciones avanzadas de un smartwatch (Bluetooth), de un reloj analógico con manecillas clásicas de alta visibilidad, y el típico y completo LCD muy complejo y más que probado en el mundo de los relojes de exploración y aventura.
A todo ellos debemos unir su gran autonomía (podemos usar todas sus funciones sin necesidad de recargarlo cada noche, y con una pila cuya autonomía ronda varios años), algo impensable hace no tanto, en donde relojes con estas funciones debían, casi por obligación, contar con una batería recargable o con varias pilas funcionando en paralelo.
Lo de las baterías es un tema peliagudo. Por un lado evita que tengamos que andar preocupándonos por pilas pero, por el otro, supone una sentencia anticipada: sabemos que tarde o temprano la batería nos acabará abandonando, y deberemos cambiarla. Y a ver quién encuentra tras unos cuantos años de uso, y durante los cuales el reloj habrá dejado de producirse, una batería compatible. No hablemos de original siquiera, sino mínimamente compatible. Tarea imposible, lo sabemos. Y eso si tenemos la suerte de contar con baterías sustituibles, que en muchos de esos dispositivos eso ya no se da.
Por todo eso, cuando analizamos qué reloj de aventura elegir, no importa solo la parte funcional, lo que ese reloj pueda ofrecernos, sino que también es un punto muy importante la parte constructiva, cómo ha sido diseñado y con vistas a cuanta durabilidad de sus componentes y piezas.
En el caso de Pro Trek, ahí tenemos modelos aún funcionando desde sus primeros años noventa, momento de su aparición, lo que nos da una clara indicación de que, una vez adquirido, podemos tener reloj para muchos años. Más aún en estos modelos con correa fácilmente sustituible y con asas estándar, como el Casio PRT-B50, con el cual, llegado el caso, podemos usar una correa afermarket sin muchos inconvenienes.
¿Qué hacer, por tanto, cuando debemos llevar a la inhóspita naturaleza un dispositivo que esté a la altura? En un entorno sin enchufes, en una ciudad de África o Asia en donde los cortes de electricidad sean constantes, ¿vas a confiar tu suerte a un reloj que puede quedarse sin carga en cualquier momento? ¿Tal vez en la única ocasión en que de verdad lo necesites? Creo que la respuesta ante eso es más que evidente.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Hemos vuelto a la época de las cavernas, sólo que hemos cambiado la preocupación por que no se apague el fuego, por la preocupación por que no se acabe la batería. ¿Os imagináis a los grandes aventureros y exploradores de todos los tiempos buscando enchufes como locos mientras buscaban, por ejemplo, las fuentes del Nilo? ¿Os imagináis a Macgyver teniendo que inventar un artilugio para poder cargar el reloj en mitad de una misión? Yo no se si la gente lo verá lógico o no, pero yo ya tengo bastantes cosas de que preocuparme, para tener que estar también pendiente del reloj.
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