Pocas cosas hay como los G-Shocks. Y pocas como los Zippo. Yo no soy fumador, pero al igual que tampoco soy usuario habitual de G-Shock, tengo ambas cosas entre mis bienes más queridos. Porque creo que todos deberíamos tener un G-Shock al menos. Y tampoco está de mas tener un Zippo, porque es un encendedor fiable como ninguno. Y es que pocas cosas quedan en los escaparates de las tiendas como estas dos, fruto de un tiempo (y una filosofía) en donde se fabricaba para durar, o, al menos, para reparar. Hoy cualquier cosa que compres viene con el temor incluido de si te durará para mañana. Sean motos, lavadoras o aspiradoras. O receptores de radio, reproductores de DVD, ordenadores o televisores. Da lo mismo. He llegado a comprar productos de electrónica que me duraron un día. Y es totalmente cierto. Y da igual que luego vayas y lo cambies: el nuevo te durará otro día.
Precisamente esta semana pasada dos fabricantes chinos de lavadoras se vieron obligados a retirarlas del mercado europeo porque producían cortocircuitos y se incendiaban.