Hace pocos días en Benswatchclub hicieron una interesante comparativa: reunieron en un único bloque a todos los digitales "old-school" con "caja de metal" (ejem..., claja plateada vale), y se pusieron a analizar cual de todos ellos sería el mejor. Tras ir mirando sus pros y sus contras después de un buen rato de explicaciones, decidieron que el mejor era el A700 por su diseño, su comodidad, y porque tenía, cómo no, cristal mineral. Claro que si eso era lo que les encantaba de ese reloj, lo suyo hubiese sido que añadieran a la comparativa - cosa que no hicieron, por cierto - el A1000, que teniendo lo mismo que el A700, es todavía mejor (gracias a su caja de metal).
El darle tanto valor a un cristal mineral yo, en lo personal, perdonadme pero... No acabo de "digerirlo bien" en ese tipo de relojes. Os contaré una anécdota de hace unos días, precisamente. Me encontraba pasando una tarde con unos juegos de mesa, y veo que mi contrincante - una mujer - llevaba en su muñeca un Casio F-91 de los últimos, de estos que salieron a colores y con transparencias. Me decía que estaba encantada con él, y que lo intercambiaba con el A1000 que, también, había estrenado recientemente. "Pero" - añadía - "el A1000 por desgracia se me ha rayado el cristal". Me quedé un poco trastocado, y comencé a contarle toda esa retahíla que los aficionados a Casio soltamos siempre: "pero si tiene un duro cristal mineral", y bla, bla, bla.