12.07.2025

Casio rinde homenaje a su línea Vintage


Casio celebró en Bangkok su evento “Back in Time, Ahead in Style”, una inmersión en décadas pasadas con una puesta en escena impecable: luces cálidas de los setenta, excesos ochenteros, rebeldía noventera y un mercadillo con objetos reales que parecían sacados de un desván intacto. 

El ambiente era perfecto, casi hipnótico. Pero bajo ese barniz retro había una ironía difícil de ignorar: la marca que un día definió la relojería accesible, dura y funcional, hoy se refugia en la estética para justificar relojes que cuestan mucho más… y hacen mucho menos.

El pasado robusto que Casio prefiere convertir en “estilo”
Durante décadas, Casio construyó su reputación sobre relojes que resistían lo que fuera. Eran baratos, de diseño humilde, con cajas de acero real, cristales minerales, módulos innovadores y funciones que en su momento eran punteras. No eran “vintage”: eran contemporáneos, útiles y sorprendentemente avanzados para su precio.

Esa esencia pulida a fuerza de ingenieros y no de estilistas convertía a modelos como el F-100 en iconos involuntarios. Aquellos relojes no buscaban ser moda; buscaban durar. Esa era la gracia.

El evento: una cápsula del tiempo que funciona como espejo
En The Warehouse de Talat Noi, Casio recreó tres décadas enteras como si uno pudiera atravesarlas con solo cambiar de sala. No era una escenografía cualquiera: era una declaración. Música analógica, muebles que parecían recién desempolvados, juguetes antiguos, discos gastados… El tipo de objetos que envejecen con dignidad.

Y entre todo ello, los relojes vintage: pero no los de verdad, sino las reinterpretaciones actuales.

Verlos brillar bajo la luz ámbar dejó en evidencia algo que quizá Casio no quería resaltar tanto: la modernidad —la auténtica— estaba en los modelos de hace cuarenta años.

El eterno regreso de los clásicos… pero sin sus virtudes originales
Casio anunció la vuelta de modelos entrañables: el A158WA-1A, el A230, los Future Classics, o rarezas simpáticas como el Ring Watch. Son relojes que muchos aman porque están cargados de historia, pero también porque funcionaban bien, eran duros y accesibles para cualquiera.

Hoy, sin embargo, esa narrativa se ha desplazado. Se habla de “estilo”, “tendencias”, “colaboraciones”, “reinterpretaciones”, “comunidades creativas”… mientras sus relojes actuales mantienen el diseño de hace décadas pero pierden los materiales que los hacían especiales, recortan funciones y multiplican el precio. Donde antes había innovación, ahora hay un guiño irónico al pasado convertido en producto premium.

Casio lo reconoce sin querer:
—Al principio nos centramos en la practicidad, no en la moda —admitía Marie Yoshizawa, con un punto de sorpresa por que fuese la moda quien adoptara la marca, y no al revés.

Una estética impecable que no tapa las grietas
En cada esquina del evento había creadores, influencers y artistas luciendo sus Casio Vintage como complemento de estilo. Natural, ligero, casi despreocupado. Y precisamente ahí está la paradoja: los relojes que antes se compraban por su valor técnico se venden ahora por su capacidad para encajar en una foto de Instagram.

Las declaraciones de los responsables de diseño dejaban entrever esa tensión crónica entre lo que la ingeniería permite y lo que marketing exige.

Hablan de tendencias como punto de partida, de límites materiales, de reinterpretar formas que ya funcionaron. Pero nunca se menciona recuperar la robustez perdida. Nadie habla del acero, del cristal mineral, de módulos nuevos o de funciones adicionales. No interesa.

Porque ahora Casio Vintage no se compra para durar; se compra para combinar.

El resultado: una celebración hermosa… que subraya una triste ironía
Entre las actuaciones, las luces, los creativos tailandeses y filipinos desfilando con gracia por el recinto, y los guiños nostálgicos cuidadosamente colocados, el evento fue un éxito estético. Un portal bien construido hacia el pasado.

Pero ese viaje al pasado recordó justo lo que Casio parece haber dejado atrás:
la filosofía que convirtió a la marca en referente mundial.

Casio Vintage: un viaje al pasado que deja al descubierto las contradicciones del presente
Mientras los invitados posaban entre muebles setenteros y neones noventeros, era imposible no pensar en la contradicción:
Casio homenajea sus relojes históricos… mientras vende versiones actuales que se parecen mucho pero comparten muy poco.

Al final, lo que quedó claro es que la cultura siempre vuelve, pero no siempre lo hace con la misma honestidad material. Los relojes sí parecen retro, pero su espíritu ya no lo es. Y esa es la mayor ironía de todas.


12.03.2025

Cómo distinguir una correa de poliuretano de una de silicona

La silicona se siente suave, casi "aterciopelada", flexible y muy elástica. Si la estiramos un poco, cede con ganas y vuelve sin esfuerzo.

El poliuretano (PU/uretano) es más firme, más tipo "plasticoso", menos elástico y a veces algo rígido en frío, mientras que la silicona es más "gomosa". 

Otro aspecto diferente es que la silicona dobla sin quejarse, como si fuera chicle.
El PU dobla, sí, pero se nota más resistencia. 

En cuanto a su aspecto estético, el brillo es distinto. La silicona suele verse más mate, más apagada. El PU acostumbra a tener un brillo a plástico duro más uniforme.

El olor es otra buena pista. La silicona huele a nada. Absolutamente nada. El PU a veces tiene un olor muy ligero a plástico o químico, sobre todo cuando es nuevo.

Otro detalle es que la correa de silicona cuelga con más suavidad y cae como una cinta blanda. El PU mantiene más la forma, es menos "flácido".

En resumen:
Si la correa es blanda, muy elástica, sin olor, mate y cae como si fuera chicle suavemente: silicona.

Si es más rígida, lisa, con brillo plástico y menos elástica: poliuretano.




12.02.2025

Casio, condenada en España por abuso de posición dominante

La reciente sentencia que condena a Casio España por la ruptura ilícita de su relación comercial con Banofi -empresa valenciana que se dedicaba a la distribución de calculadoras- no es solo un ajuste de cuentas entre dos empresas. Es un espejo incómodo que muestra la asimetría de poder en el sector, el abuso de posición dominante y, sobre todo, el deterioro estructural que la marca japonesa lleva arrastrando por la presión de la competencia china en electrónica.

Durante veinte años, Banofi distribuyó productos Casio de forma continuada. Dos décadas no son un simple acuerdo comercial: generan especialización, inversiones específicas, confianza legítima y un posicionamiento en el mercado construido conjuntamente. En el mundo empresarial, una relación tan prolongada no se rompe de un día para otro sin consecuencias. Por eso la sentencia recalca que la ruptura sin un preaviso adecuado merece reproche jurídico: Casio no podía cortar la relación de manera abrupta sin incurrir en responsabilidad.

Un abuso difícil de justificar

El punto más delicado del caso es uno que ningún fabricante de prestigio quiere ver expuesto: mientras decía a Banofi que no había producto disponible, Casio sí suministraba mercancía a otros distribuidores. Esta conducta evidencia una gestión opaca, discriminatoria y contraria a la mínima lealtad comercial exigible. La sentencia lo califica como una actuación ilícita, y lo es por una razón simple: cuando una marca controla el acceso al producto, controla también quién vive y quién muere en el mercado.

Que una empresa del tamaño de Casio utilice su posición para favorecer a unos distribuidores y desahuciar a otros no es solo un conflicto contractual; es un síntoma claro de un fabricante que intenta reorganizar su red comercial de manera precipitada, probablemente arrastrado por tensiones internas.

Un sector que ya no es el de antes: el asedio de la competencia china

El trasfondo que explica este comportamiento es evidente. La electrónica de consumo ya no es el territorio cómodo que Casio dominó durante décadas. Los fabricantes chinos, con costes de producción mucho menores y una capacidad de innovación tremendamente rápida, han puesto a marcas japonesas tradicionales contra las cuerdas.

En relojería digital, instrumentos electrónicos y pequeños gadgets, Casio ha visto cómo su nicho se estrecha año tras año. La respuesta habitual de las grandes marcas en situaciones de debilidad es reorganizar canales, recortar distribuidores y concentrarse en quienes les resultan más rentables. Pero cuando esa reorganización se hace sin transparencia, discriminando a socios históricos y sin asumir las consecuencias de la ruptura, el daño se multiplica.

La sentencia, en este sentido, no solo protege a Banofi: lanza un aviso a todo el sector. El tejido de pequeñas empresas distribuidoras, que vive precisamente de relaciones estables y de la confianza con los fabricantes, no puede quedar a merced de decisiones unilaterales tomadas desde una torre de cristal.

¿Una indemnización insuficiente?
Aunque el fallo reconoce la ilicitud, la indemnización de 20.000 euros se queda corta para la magnitud del daño. Banofi perdió una línea de negocio completa, tuvo que despedir trabajadores y vio desaparecer de golpe el 66% de su facturación. La propia sentencia reconoce que Casio actuó de forma desleal, pero aun así limita el daño al período de preaviso incumplido. Es una contradicción difícil de pasar por alto: si la conducta es ilícita, el daño va más allá del simple calendario.

Tampoco se indemnizan las inversiones hechas en previsión de continuidad, ni los costes de despidos, ni el valor del negocio perdido. Es un reconocimiento parcial de una lesión que fue total.

El silencio como estrategia
La negativa a publicar la sentencia, alegando el tiempo transcurrido, elimina parte del efecto disuasorio. La publicidad de las resoluciones no es un castigo mediático: es un mecanismo para que el mercado aprenda qué prácticas son inaceptables y cuáles ponen en riesgo la competencia leal.

Casio ha perdido un caso judicial, pero lo que realmente queda expuesto es su fragilidad estratégica. A medida que la competencia china sigue creciendo, las marcas tradicionales no pueden permitirse decisiones opacas ni rupturas arbitrarias con quienes han sostenido su red comercial durante muchas décadas, pilares fundamentales que ayudaron a crear ese prestigio a la marca.

Este caso es una advertencia para todos: la confianza se construye con años y puede romperse en un instante. En un mercado tan competitivo, la lealtad empresarial ya no es solo una cuestión ética; es un activo que ninguna marca en declive debería desperdiciar.



12.01.2025

¿Por qué las correas de los Casio se llenan de hongos?

En este vídeo repasamos interesantes aspectos sobre el cuidado, mantenimiento y conservación de las correas de poliuretano, junto con prácticos trucos y consejos.




11.26.2025

Los diseños más asequibles inspirados en Casio

Para mucha gente, el encanto de los relojes Casio clásicos es innegable: diseños atemporales, estética retro y modelos especiales que despiertan nostalgia. El problema aparece cuando ciertos modelos -como el F-91 edición Pac-Man- se disparan hasta los 60 €, 70 € o más. Y ahí es donde marcas como Skmei tienen todo el sentido del mundo.

Skmei se ha hecho un hueco replicando el espíritu de esos relojes, ofreciendo modelos inspirados en los Casio más populares, pero a precios que no duelen. Cuando un reloj inspirado en un F-91 te cuesta 10 o 15 €, puedes permitirte usarlo a diario sin miedo a rozones, golpes o pérdidas. Para quien disfruta de la estética sin necesidad del sello oficial, es una ventaja enorme.

Tampoco hablamos de juguetes. Skmei se ha puesto las pilas: módulos estables, baterías que duran años y una construcción más que decente para el precio que pagas. La precisión no se aleja mucho de la de Casio, y las funciones básicas -alarma, luz, cronómetro- cumplen bien y, en otros casos (como el del A1100 o A100) llegan a superar al modelo original, ofreciendo funciones que el aficionado demandaba en el de Casio, y que no tenían.

Y... ¿Por qué elegir relojes Skmei cuando te gustan los clásicos de Casio?

Lo que realmente ofrece Skmei es acceso. Acceso a un diseño que te gusta sin pagar cuatro veces más. Acceso a un reloj que podrás cambiar cuando quieras sin remordimientos. Acceso a la estética retro sin que el precio te eche para atrás.

Si buscas la marca, el coleccionismo o el valor sentimental, Casio siempre será la apuesta segura. Pero si lo que quieres es disfrutar del estilo clásico sin pagar un extra que no necesitas, marcas como Skmei o Sanda te abren la puerta a llevar el reloj que te gusta sin que tu economía se resienta. Y para muchísima gente, esa es exactamente la libertad que estaba buscando.

- Inspiraciones de los Casio:

Skmei inspiración DB-520:

Skmei inspiración A1100:

Skmei inspiración A100:

Skmei inspiración MWD-110:

Skmei inspiración B640:

Skmei inspiración LF-20:

Skmei inspiración A168 edición especial: 

Skmei inspiración A700:



11.24.2025

Casio reescribe lo que es el lujo


La industria relojera global vive un cambio profundo. Mientras las marcas suizas de gama media -Tudor, Oris y compañía-bafrontan caídas de ventas de dos dígitos, los fabricantes japoneses están avanzando con paso firme. Ya no basta con un apellido suizo y un legado centenario: el consumidor joven quiere otra cosa. Quiere tecnología, autenticidad cultural y una historia que le hable directamente.

Casio es el ejemplo más llamativo del momento. Con un crecimiento sólido y cerca de mil millones de francos suizos en ingresos anuales solo en relojería, la marca japonesa se ha permitido lanzar una estrategia dual que mezcla nostalgia y premium de una forma que hasta ahora parecía impensable en el sector.


En un evento celebrado en Bangkok bajo el lema “Back in Time, Ahead in Style”, Casio dejó clara su visión: la cultura importa tanto como la maquinaria. Ambientación setentera, iconos de los 80 y 90, colaboraciones con Back to the Future y Stranger Things... más que un lanzamiento de producto, fue una declaración de intenciones. Su objetivo no es competir con la tradición suiza, sino redefinir lo que significa “lujo” en 2026. O sea, convertir los relojes baratos de plástico y cromado, en exclusivo objetos de deseo. Muestra de ello son ediciones como la del Casio F-91 Pacman de las imágenes; vender un F-91 a 60 €, y conseguir que alguien te lo compre. Algo impensable hace tan sólo un par de años atrás, pero que en Casio están logrando.

La táctica funciona porque responde a un dato incontestable: según A.T. Kearney, el 94% de los consumidores jóvenes no pagará más de 1.500 dólares por un reloj inteligente. Eso deja un espacio enorme para marcas capaces de ofrecer valor, durabilidad y personalidad sin obligar a endeudarse.


Casio está explotando dos motivaciones clave: la necesidad de diferenciarse y la búsqueda de productos de calidad. Ambos factores alimentan el auge de los relojes vintage, un terreno que Casio domina sin esfuerzo gracias a su archivo histórico. En lugar de diseñar desde cero, la marca rescata modelos clásicos, los adapta con materiales actuales -como milanesas o nuevas paletas de color- y los lanza con colaboraciones que conectan directamente con la cultura popular.

El resultado es un golpe directo al corazón de la relojería suiza tradicional. No porque los japoneses quieran reemplazarla, sino porque han entendido mejor que nadie qué quiere el público que marcará el futuro del mercado.

Casio no está compitiendo en la misma liga... está creando una nueva.



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