El resurgir de los HD (y no, no hace falta más)

Hace no mucho mirábamos con envidia aquellos increíbles HD de los 90: el DW-285, el DW-290, el DW-340... Aquellos modelos Water Resist 200 con cristal mineral y caja de resina reforzada de metal en su interior, aunque sus módulos no ofrecían demasiado y su pila, asimismo, bastante menos. ¡Pero cómo ansiábamos tener aquellos relojes frente a nosotros en los escaparates, y acariciarlos con nuestras manos...!

Y henos aquí, ahora. De vuelta a 1983, como acertadamente lo titulaba Adan cuando presentaba el DW-291 en el GES. Porque en efecto, eso es: 1983 era la era "pre G-Shock", los años en los que estos HD, herederos de los Marlin, comenzaban a despertar y a estar a sus anchas. Eran los modelos como ahora, para quienes no buscaban lo radicales que eran los modelos de G-Shock por aquel entonces que, no lo olvidemos, eran todos con caja de acero roscada.




Ahora los G-Shock van perdiendo bastante de su identidad. Échale la culpa a las modas, los colores, los abaratamientos de costes o la economía mundial, da lo mismo. Pero sin embargo estos HD DW-291 siguen manteniendo su esencia, su carisma. Es la ventaja que supone el pasar desapercibido, el que nadie se fije en ti, el que no llames la atención. Puedes hacer y deshacer sin que nadie se de cuenta y, pasando de puntillas, colarte entre el tiempo, el pasado y el presente, y plantarte en pleno 2021 como si fueras un ejemplar de auténtico HD de los ochenta.

Pero eso no es todo. Mejorando lo antiguo, porque por aquella época ni había la posibilidad de silenciar pulsadores, ni se contaba con un reloj LCA en ninguno de los HD existentes. Mucho menos pilas de 10 años de autonomía, más bien la pila duraba lo que durase, y gracias, porque aquella iluminación sin LED y sin Illuminator ofrecía en su microbombilla lo que podía, la pobrecilla, chupando electricidad como un biturbo con dos viejos carburadores de doble cuerpo.



Porque sí, puede que ya no vuelva a realizarse algo así, que Casio se vea inmersa entre la vorágine de los smartwatches y acabe por colapsar. Quién sabe, puede que ocurra lo que sea que vaya ocurrir en este complicado momento que vive la relojería a escala planetaria, pero lo que es innegable es que ya nadie nos podrá arrebatar nuestro genuino HD, y a partir de ahí da igual la pesadilla que esté por venir, la terrible prueba que esté por pasar. Nos da absolutamente igual. Ya tenemos un HD que está a la altura de la marca, ya tenemos más que suficiente de lo que nunca nos hubiésemos imaginado. Y a partir de ahí, insisto, lo demás ya da lo mismo. El HD está en nuestra muñeca y punto, es lo que importa.

Un reloj como antes, con la tecnología de siempre, la más probada, fiable y confiable, y hecho para perdurar y para mantenerse en pie cuando todo se venga abajo. Ya pueden venir todos los relojes smartwatches y recargables que quieran, ya da lo mismo, ya no importa. Tenemos lo que queríamos, y nos nos hace falta más. Ahora a descansar. Ahora a sentarse, ceñir el DW-291 firmemente en nuestras muñecas, coger palomitas y a asistir tranquilamente a las rencillas bobas, con las que se ensarzan las firmas de tecnología, por tratar de llevarse un trozo del pastel de los llamados "nuevos dispositivos personales". Que se maten entre ellos, nosotros ya vamos más que servidos con nuestro nuevo, único, insuperable y majestuoso DW-291.

Que pase el siguiente, que nosotros ya hemos encontrado lo que queríamos. Ahora, a ver el espectáculo.



Venido desde los años en donde estos relojes eran insuperables, y plantarse ante tu puerta. Eso es el DW-291.



| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com

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