RelojesDeModa.com

6.16.2020

El maravilloso mundo de los despieces


Quizá de mi procedencia "reportera" del mundo del automóvil me viene la seductora atracción que me producen los despieces. Cuando te pones a reparar un coche, tener un libro con su despiece suele ser la herramienta fundamental (hoy esto se hace de modo virtual con herramientas específicas de diagnosis, por cierto) para enfrentarte con expectativas de éxito a la tarea. Sin embargo, esta valiosa ayuda del despiece también es muy importante en el mundo de la relojería, sobre todo de la mecánica. Decían en un manual de relojería que leí hace no mucho tiempo, que un relojero tiene que tener con él, entre sus herramientas, un torno, porque en ocasiones tiene que fabricar las piezas para determinado reloj. Imaginaros: ¡fabricar tus propias piezas! Eso es impensable para la mayoría de artículos de consumo de hoy.

Pero complementando ese tipo de soluciones, las casas fabricantes ofrecían toda una serie de catálogos con todo el despiece del reloj, diferenciándolos por sus calibres. Así, cuando el relojero se ponía a reparar un reloj, podía pedir a su distribuidor la pieza que necesitaba.




Y es que los relojes mecánicos adolecen de un grandísimo defecto: cuanto más se usan, más se desgastan. Los engranajes en continuo contacto (aun estando con un buen lubricante) acaban creando microscópicas holguras, que se traducen en mecanismos inexactos, hasta acabar con la esencia de todo buen reloj: la precisión. Así que los relojeros, antiguamente, siempre tenían trabajo (y no solo vendiendo relojes). Hoy por desgracia, la mayoría de esto se ha perdido.

En los relojes de ahora, que no dejan de ser un producto electrónico, pocas piezas hay para sustituir. De hecho, el módulo es, por necesidad, tan compacto, que forma un todo en su conjunto, muy poco reparable. Esto es así en toda la electrónica, no es algo solo de la relojería y, por desgracia, cada vez va a más, porque encima muchos de esos productos son actualizables y, como contábamos hace poco, en cuanto ese modelo deje de tener soporte, por sí mismo "se anula" y se vuelve inservible, aunque siga funcionando.


Pasemos este símil al mundo de la relojería mecánica, y lo veremos claramente. Sería como si el reloj no tuviera un sistema de remonte (para darle cuerda), y en su lugar la cuerda se la diera, a distancia, el fabricante. Cada día, a las ocho de la mañana, desde la central en Ginebra o en Lucerna, te "envían la cuerda" inalámbricamente. Pero un día, el fabricante lanza un nuevo modelo que - dicen - es mejor (aunque a ti ni te guste, ni lo necesites) y entonces dejan de darle cuerda a tu antiguo reloj. Así que acabas teniendo un reloj precioso, bonito, muy funcional, sin estropear..., pero totalmente inútil, que no puedas usar porque, simplemente, no puedes "darle cuerda". Es eso lo que ocurre, en esencia, con las políticas de actualizaciones de producto. Esto, que nunca habrían consentido nuestros antepasados amantes de la relojería (y no os creáis, que el sistema de cuerda estaba patentado, y antes de liberarse la patente a los relojes había que darles cuerda mediante una pequeña llave accesoria), hoy lo tenemos asumido como algo lógico.

En medio está nuestra relojería de cuarzo genuina, esa que libra hoy una dura batalla entre el olvido, y la irresistible aparición de los smartwatches "actualizables". Una relojería, la de los digitales "puros" con LCD de segmentos y dot matrix, la cual era inmune a todo esto: al desgaste por movimiento (el LCD puede funcionar durante muchos años sin problemas y no necesita engrase alguno), a los campos magnéticos, a la necesidad de llevar el reloj a reparar (algo muy fácil de hacer antes, con tantos relojeros y tan competentes, pero muy difícil hoy, con tan pocos relojeros expertos y un mercado, sin embargo, copado por mucho oportunista) y, en fin, a la obsolescencia (programada o no).

Estos catálogos de despiece, que hoy nos llevan a otra época y se han vuelto, en la mayoría de casos, tan innecesarios, deberían hacernos reflexionar sobre algo muy importante: que ahora mismo, en estos tiempos que corren y que nos ha tocado vivir, el mejor reloj es aquel que necesita menos mantenimiento. Y admitámoslo: en ese aspecto, los longevos y clásicos modelos digitales no tienen rival.


| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com

5 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, todos mis relojes son digitales y sólo uno de cuarzo suizo y ningún problema me han dado, solo algunos cambios de pila y me han dado años de exactitud. Mi vida entera estará rodeada del cuarzo, para mí lo mejor que hay. Saludos y gracias.

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  2. Respecto a este artículo, existe un canal en Youtube que sube vídeos en los que desmonta por completo relojes G Shock de todas las gamas y precios. Si queréis ver sus vídeos, se llama "gshock highfashion". los disfrutaréis. Los vídeos en los que desmonta los G´s suelen titularse "What´s inside...."

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  3. Es algo que también me encantaba. Me gustaba mucho de los coches, pero en relojes es una pasada.

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