Los años setenta fueron una década prodigiosa. Se habla mucho de las maravillas e innovaciones de los años ochenta, pero durante los setenta no fue menos. Además, en aquellos años se gestaron la tecnología del futuro, y aún se podía disfrutar y acceder a la tecnología que iba a desaparecer tan sólo unos pocos años después. Se puede decir que uno tenía a su disposición lo mejor de ambos mundos.
Hace poco leía la reseña que un señor le hacía a unos auriculares de última generación. A pesar de su tamaño compacto, el sonido era limpio y los calificaba de soberbios, extraordinarios. Como extraordinario era el precio al que estaban a la venta.