Los años setenta fueron una década prodigiosa. Se habla mucho de las maravillas e innovaciones de los años ochenta, pero durante los setenta no fue menos. Además, en aquellos años se gestaron la tecnología del futuro, y aún se podía disfrutar y acceder a la tecnología que iba a desaparecer tan sólo unos pocos años después. Se puede decir que uno tenía a su disposición lo mejor de ambos mundos.
Hace poco leía la reseña que un señor le hacía a unos auriculares de última generación. A pesar de su tamaño compacto, el sonido era limpio y los calificaba de soberbios, extraordinarios. Como extraordinario era el precio al que estaban a la venta.
Es algo que siempre hemos dicho: puede que hoy haya mucha tecnología que nos haga la vida más fácil, tecnología en suma, muy útil. Pero si no la pones al alcance de todo el mundo y sólo la pueden disfrutar unos pocos adinerados, o unos pocos privilegiados, esa utilidad pasa a ser un injusto desequilibrio.
Algo parecido ocurría en los años setenta. Marcas como HP o Seiko, desarrollaban relojes punteros y sofisticados, pero a precios de miles de euros, al alcance de muy pocos. Sin embargo Casio consiguió lo que nadie había podido ofrecernos: hacer la tecnología accesible y al alcance de todo el mundo. Cuando los relojes digitales eran una extraña maravilla (e impactaban muchísimo más que cualquier elitista invento de ahora), Casio consiguió que cualquier persona pudiera adquirir uno de ellos. Y la cúspide de ese logro lo alcanzaron cuando hicieron sus relojes todavía más asequibles con la llegada de las cajas de resina. Los F-100 y F-80 de aquellos años son una buena muestra de ello.
Es cierto que ninguno de ellos era resistente al agua (eso llegaría después) pero, ¿qué reloj lo era en aquellos tiempos? Materiales innovadores (las resinas habían llegado al mundo del automóvil de masas hacía pocos años atrás, con el R-5 cuyas molduras eran de ese polímero), acabados de calidad (con cristales minerales) y diseño de vanguardia. Sí, los años setenta fueron una década increíble. En los ochenta se llevaría todo a un nuevo nivel, sería la explosión tecnológica de la digitalización, pero fue durante los setenta cuando eso se fraguó.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Aún recuerdo el término "Splash proof" de los relojes suizos de la época. Al final la resistencia al agua quedaba limitada a los relojes de buceo profesionales, eran 4 y como decís, carísimos.
ResponderEliminarLeyendo el primer anuncio es curioso "Casio Computer, el nuevo nombre en relojes", un poco lo mismo que ahora es Garmin o Xiaomi, los nuevos nombres.
Así es, Guti. Es que a veces no nos damos cuenta, pero el que un reloj de diario fuese resistente al agua (y varios cientos de metros), era un logro impensable hace no tanto.
EliminarEs que en los 70, la playa era para los marineros, pescadores o los extranjeros. La piscina para los ricos. No era necesario.
EliminarDe hecho los Elektronika tampoco lo son. El Partido consideraba que un oficinista no necesita un reloj resistente al agua.
" Pero si no la pones al alcance de todo el mundo y sólo la pueden disfrutar unos pocos adinerados, o unos pocos privilegiados, esa utilidad pasa a ser un injusto desequilibrio."
ResponderEliminarPara poner algo al alcance de todo el mundo, primero, hay que generar los incentivos, lo que genera la aparición de nuevos actores y la consecuente competencia que "exprime" la cabeza de ingenieros e inversores.
No es lógico pretender que algo que aparece en el mercado hace poco tiempo, esté al alcance de todo el mundo ni bien sale al mercado.
Se necesita economía de escala, un mercado grandísimo, y la aparición de desarrollo tecnológico para lograrlo. Y eso lleva tiempo. Es esa la razón de que a los digitales les llevara una década "fraguar" los maravillosos años 80'.
Tengo 4 módulos del Casio F-80 pero no tengo ninguna caja, el F-80, 81 y 82 son relojes preciosos.
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