129 € el nuevo GW-M5610 (la variante GW-M5610LY-1ER); 79 € los nuevos UM de Baby-G (BGD-501UM y derivados)... 200 € los nuevos ETD-300 de Edifice. 219 € el nuevo EFR-302BK. Y, sin embargo, por
39 € ya tienes los nuevos W-736 que no le hace ascos a ninguno de esos que mencionamos antes. Incluso los supera, con un módulo enormemente más completo (pila de diez años de duración, doble horario, cronómetro y temporizador de 24 horas, sonido desactivable,
alarma por vibración...). De los W-736 no verás catálogos oficiales de Casio, no ser harán fiestas de presentación, no verás publicidad ni vídeos en Youtube (aparte de algún que otro
aficionadillo que se los haga), los blogs, foros, páginas especializadas, revistas, magazines y redes sociales pasarán de puntillas ante él. Nadie lo mencionará. Nadie mencionará ninguna de sus tres versiones. Nadie te dirá que cuando tu G-Shock lleve tres o cuatro cambios de pila, o que cuando tu acumulador diga "basta", el W-736 seguirá ahí dando caña como el primer día. Nadie dirá que cuando el bezel se le caiga a cachos a su belleza brillante de GAX-100 o G-Mix, la caja negra y nada ostentosa del W-736 continuará (con o sin rayones) sobreviviendo.
Nadie te dirá nada de eso porque ese reloj no es un producto del marketing, no ha sido gestado para que se luzca en escaparates al lado de Rolex y Hamilton, y nadie te dirá que desde bomberos hasta albañiles lo lucirán, a pesar de que lo hagan y dejen sus exclusivísimos Mudmaster para ocasiones en las que no necesiten poner en peligro su reloj.