La alternativa analógico-digital, los conocidos técnicamente como relojes LCA, parecían ser los encargados ideales a acabar definitivamente con los mecánicos analógicos y, en realidad, con todos los analógicos con manecillas físicas.
Hubo muchos intentos, casi se podría decir que todos los fabricantes de relojes electrónicos experimentaron, sobre todo en los años ochenta, con ese tipo de soluciones.