...Y no solo la grabadora (que tiraba de casettes, claro), sino también el amplificador incorporado. Todo el equipo, y todo junto, para que uno se montara su propio "estudio de grabación", guardara sus momentos de inspiración, y los pudiera compartir con otros o, simplemente, prestar la cinta (o venderla, quién sabe, si es que era un guitarrista virtuoso).
Este instrumento era un ejemplo de lo que entonces suponía Casio: mezclar cosas ya existentes, pero dándoles una vuelta (un poco loca, si se quiere ver así, pero útil en todo caso... - al menos para algunos -) y ofreciéndolas con un punto de vista diferente que nadie hasta el momento (o muy pocos) habían conseguido materializar. Se llamaba la Casio EG-5 y, para rizar más el rizo, encima funcionaba a pilas (llevaba seis, y también funcionaba con adaptador, claro). Imagínate "la historia": tus colegas con aquellos mastodónticos equipos encima, con las cajas de amplis que pesaban media tonelada, con sus guitarras, sus cables y todo el tinglado, y tú solo ahí, con unas pilas, "y carretera".