Hoy podemos agradecer a la matemática y navegante Janet Taylor la invención de una de las más exitosas y eficientes calculadoras para marinos, aunque no eran menos útiles y menos famosas sus tablas lunares, publicadas en 1833 y que pronto fueron recomendadas para marineros con el fin de que realizaran una travesía más segura y con menos cálculos.
Por aquel entonces la tediosa manera de conseguir los cálculos necesarios para guiarnos por las estrellas era algo no solo restringido a personas con los suficientes conocimientos, sino que implicaba cálculos bastante complejos. Hoy en día todas esas tablas de cálculo están a nuestro alcance si sabemos aplicar la fórmula necesaria y si tenemos además, a mano, una calculadora científica de Casio.