Las series F (de los F-30 hacia adelante y hasta los F-105, aproximadamente) tienen algo muy bueno, y es que las correas entre todo este ejército de relojes que Casio lanzó ya en los años 80 son compatibles entre sí. Algunas tienen un dibujo diferente (o una serigrafía), pero aún así son válidas, e incluso modelos como los F-77 disponen de correas con un diseño muy parecido a los modelos actuales, aunque con hebilla metálica como era habitual por aquéllos años. Esto es muy importante, y sobre todo es muy valioso entre los coleccionistas que, además, son usuarios cotidianos de esos relojes, porque por una parte permite que podamos adaptarles cualquier correa actual, y, por otra, permite también que podamos guardar la correa original (si es que incluye alguna serigrafía en especial) y usar en su lugar otra del mercado aftermarket, o de un F-91 que podemos adquirir en cualquier lugar. En la actualidad la correa del F-94 posee el mismo diseño que la del F-91 y del F-105. Además, es una de las pocas series donde hay modelos (por ejemplo, los F-105 que acabamos de mencionar) en donde tienen las asas abiertas y perforadas. Esto abre la posibilidad a ponerle tanto pasadores convencionales (de muelles) o gupillas. En suma, todo un abanico de posibilidades que hace que sean unos de los relojes más valiosos para el día a día. Sin olvidar sus ligeras cajas de resina, por supuesto.
La serie F eran los modelos "de iniciación" al mundo de Casio, y muchos de ellos eran -y son- los modelos más socorridos y más utilizados para darles el trato más duro que quisiéramos sin preocuparnos demasiado por la supervivencia del reloj.