Las personas que trabajan en museos dedicados a un determinado campo cultural o industrial (las labores agrícolas, el mundo ferroviario, la aviación...) tienen la suerte de poder ser los guardianes de una buena parte de la historia que si no llega a ser por ellos se perdería para siempre. En esos sitios suelen trabajar especialistas restauradores, que convierten máquinas o utensilios destrozados, tal vez únicos, en una pieza revitalizada y prácticamente nueva que pueda ser contemplada y estudiada no sólo por los visitantes habituales de esos sitios, sino también por las generaciones futuras.
Aunque hay muchos museos dedicados a la relojería, lamentablemente de relojes de Casio no hay muchos sitios de referencia. Con ello se corre el riesgo de que modelos de antaño de Casio, sobre todo de los años setenta y principios de los ochenta, lleguen a desaparecer y se pierdan para siempre.