No tengo despertador, no tengo "segundos relojes", no me gusta llevar "relojes de repuesto" ni "relojes de refuerzo", ni de "back-up", ni de respaldo. Solo un único reloj, para todo el día, en todo tipo de circunstancias. De hecho, es el único reloj que llevo: ni teléfono móvil, ni smartphone, ni "maquinitas raras".
El mismo reloj que tiene que servir para despertarme a medianoche a tomar alguna pastilla, que para lanzar un cronógrafo, o para llenarlo de arenillas taladrando una pared. El mismo reloj para el día y ver la hora a pleno sol. El mismo reloj para ver la hora en mitad de la nada en un paraje oscuro. El mismo reloj de invierno. El mismo reloj de verano.