Hace unas semanas me entrevistaron con ocasión de un reportaje para el diario La Vanguardia en el que iban a tratar los relojes Collection de Casio, en concreto los modelos retro (no vintages) que desde hace unos cinco años se han venido haciendo cada vez más y más populares en las muñecas de todo tipo de personas, jóvenes, ancianos (bueno, los ancianos ya usaban F-91 y W-59 masivamente desde hacía mucho tiempo, como explicamos en este blog en su día), y una multitud enorme de famosos y famosas, tanto es así que rivalizan con G-Shock, aún a pesar de que Casio tiene una oferta realmente limitada (y nada parecida a los Marlin o HD de los ochenta) de estos modelos. A lo que hay que unir, por si fuera poco, que la mayoría de sus módulos, basados en los F-84, apenas han evolucionado y es uno de los módulos más recortados y minimalistas de los que Casio ofrecía antiguamente.
En el genial reportaje de Martí Paola para La Vanguardia se explica bastante claramente a qué es debido todo este resurgir de los añorados y queridos digitales old-school, aunque Casio quiera seguir dándoles la espalda y empeñados en hacernos tragar G-Shock hipervitaminados y no aptos para quienes sufran presbicia o vista cansada.