Aunque la más conocida fue la infortunada suerte que sufrió la famosa biblioteca de Alejandría, en el mundo antiguo se sabe que existían otros centros del conocimiento, como la biblioteca de Pérgamo o la biblioteca de Constantinopla, edificios donde se albergaban todo tipo de "almacenes del saber" que aglutinaban textos, libros, tratados e investigaciones de todo tipo desde los tiempos más antiguos.
Si bien a la de Alejandría se la llama "biblioteca", la palabra no describe realmente lo que allí acontecía, ya que no era una biblioteca en el sentido actual con el que nosotros lo entendemos, puesto que era un centro de estudios, de formación, de cultura y del saber, así como un depósito donde se almacenaban, guardaban y ordenaban todo tipo de textos venidos (gracias a la posición e importancia comercial de la misma Alejandría) de los cuatro puntos cardinales. Era, por lo tanto, una mezcla de lo más parecido a universidad y museo, archivo y centro cultural.