Casio WQV-1, el databank con banco de imágenes

Los Wrist Camera eran unos relojes impresionantes, de ellos hubo muchas variantes, incluso algunas con llamativos colores aguamarina (WQV-1-2B, por ejemplo). Lanzados en el año 2000, le añadían a la característica capacidad de DataBank de almacenar registros de datos de texto y números, la posibilidad de añadirle imágenes. Tan rompedora era esa capacidad que Casio los denominaba "Visual Data Bank".

Realizados en resina, también tuvieron que incluir para ellos nuevos tipogramas como el que indicaba función de conectividad infrarroja (podían pasarse datos de reloj a reloj), o el que indicaba la conectividad al PC (PC Link, que se realizaba mediante un dongle -adaptador- que se vendía aparte).




A pesar de su tamaño (52 x 40 x 16 mm en la "antigua" medición de Casio -ya sabéis que Casio cambió su forma de medir las dimensiones de los relojes el año pasado-), eran muy ligeros, tan sólo pesaban 44 gr., que ascendía a 102 gr. si elegíamos la variante con armis (porque sí, había la posibilidad de llevar el Casio WQV-1 con una pulsera metálica).

Las imágenes que se obtenían con él eran muy pequeñas, de tan sólo 1/14 de pulgada que se podían ver en su display monocromático (luego se lanzarían las variantes con display a color, denominadas Casio WQV-10, en el año 2001), pero suficientes como para ver en su diminuta pantalla de 20 x 20 mm de tamaño, con tonos monocromáticos de 16 escalas de grises.



En su memoria interna de 1MB, el Wrist Camera WQV-1 podía almacenar hasta 100 imágenes, con una distancia focal mínima de 30 cm al objetivo, y una iluminación desde 100Lx hasta 45.000Lx. Disponía de compensación de exposición, y de un control propio de iluminación denominado ALC (de Average Luminance Control). Incluso se nos permitía "jugar" un poco con las imágenes, dándonos tres modos de captura: normal, que sacaba de sí todo lo que el sensor CMOS podía ofrecer; un modo "merge" (unión), capaz de fundir dos fotos en una (o más bien, juntar dos fotos una al lado de la otra), y un modo que Casio denominaba con bastante alegría "artístico", que no era más que la foto en dos tonos, blanco y negro.

Como las imágenes se combinaban con banco de datos de hasta 24 carácteres, uno podía usar las imágenes para acompañarlas al texto. Un buen ejemplo que la propia Casio ponía era cuando llegaba un nuevo compañero a la oficina, entonces podías sacarle una foto y poner junto a ella cómo se llamaba, su cargo, e incluso datos personales y su número de teléfono. Muy útil para cabezas olvidadizas.



Como reloj, nos ofrecía cronógrafo de 24 horas y temporizador de 1 hora, 5 alarmas, advertencia de pila baja (cuya autonomía era de 6 meses, por cierto, y montaba una pila CR2032 que podíamos cambiar simplemente girando la tapa trasera), señal horaria, y calendario hasta el año 2039. Su precisión era de lo mejor que Casio ofrecía (y ofrece), de +/- 15 segundos por mes. Para evitar pérdida de información, disponía de un sistema de gestión de energía.

Otras capacidades curiosas de este reloj era que se podía ajustar el brillo de las imágenes, y disponía de tres modos de configuración dependiendo de si ibas a capturar imágenes en interiores o en exteriores. Además, Casio comercializaba incluso un pequeño "teleobjetivo" (lente "de teleconversión") que se le podía acoplar a la lente de la cámara haciendo que pudiera capturar imágenes al doble de su tamaño por defecto (2x). El teleobjetivo le daba un aspecto bastante imponente y espectacular al reloj, dicho sea de paso.



Los WQV-1 disponían también de varios modos de pantalla inicial, uno que nos permitía colocar una imagen sin más en el display, y otro que cambiaba en la pantalla el calendario, permitiéndonos ver día de la semana y número del día del mes, o número de día y de mes.

Por desgracia, el Casio WQV-1 no tuvo mucha repercusión ni demasiado éxito por varias razones. Su precio no era nada competitivo, unos 200 € (las cámaras fotográficas ya estaban siendo bastante asequibles, y aunque este era un reloj y se movía en una franja diferente y apuntaba a un público distinto, para hacer buenas fotos obviamente era mejor una cámara). Pero si poco competitivo era el reloj, mucho más lo eran los "extras", y tanta opción que había que comprar aparte echaba a cualquiera para atrás. Por ejemplo, el dongle costaba alrededor de 60 €, eso sin olvidar que también la lente de aumento iba aparte.



Pero lo que definitivamente acabó por sentenciar este reloj fue la aparición del Nokia 7650 dos años después, uno de los primeros móviles de masas del gigante finlandés en incluir cámara de fotos. Y tan sólo un año después Nokia lanzaría su primer teléfono móvil con cámara de gama baja, el Nokia 3200 que, por apenas 100 euros, y aunque sus fotos no eran gran cosa, le daban mil vueltas a este reloj gracias a la posibilidad de hacerlas en color y a tamaño más grande (y pasarlas al ordenador con cualquier adaptador o vía infrarrojos).

Lógicamente, el gran logro de Casio con el WQV-1 fue conseguir toda esa miniaturización tres años antes de que se volviera accesible para el gran público y un éxito imparable, una muestra de la capacidad de la marca japonesa en poder hacer esas cosas ellos solos (el software era de la propia Casio) sin necesidad de acudir a librerías externas (como hoy a Polar) o a firmwares externos (como hoy a Google Wear). Ojalá volviera aquella Casio.