Durante este tiempo en donde tenemos que someter a nuestros relojes a una limpieza constante, sería ideal que, si además de higienizarlos y desinfectarlos, usásemos ese mismo sistema para, ya de paso, proteger sus biseles, correas y cajas de resina. ¿No sería fantástico?
Lo digo porque me ha llamado la atención algunos de los ingredientes del desinfectante "oficial" - o mas bien "oficioso" - de Casio. Entre su composición se encuentra un polímero, el acrilato, usado como protector y vulcanizador (de hecho, se utiliza para los cristales plexi), y - cosa rara entre los geles - carece de perfume. Sin duda en Casio han seleccionado cuidadosamente el mejor producto del mercado para recomendar como desinfectante de sus relojes. Además, sus compuestos poseen una resistencia natural a la radiación ultravioleta, por lo que pueden proteger el exterior de la resina frente al amarilleamiento. Algunos de esos ingredientes, que son comunes, los podemos encontrar en otros productos similares, como en el gel de la firma Sora, que incluye frente al de Atache el plus de añadir glicerina.
Ahora bien, ¿existe algún agente desinfectante que, además, nos otorgue el beneficio extra de la silicona o de los aceites? Porque sería genial: implicaría que, además de limpiarlo, protegemos nuestro reloj frente al paso del tiempo.
Claro que en este punto cabría recordar para qué o con qué fin usamos la silicona en biseles y correas, porque en realidad, cualquier aceite nos serviría como hidratante (de hecho este término y esta práctica viene del mundo del cuero, no de los poliuretanos - o para hablar con propiedad, polímeros -).
¿Por qué usamos la silicona, entonces, y no otro? Porque es el aceite más neutro (inerte, técnicamente) y que no nos dará problemas cuando nos ponemos el reloj; si usásemos un aceite mineral, tendríamos mucho riesgo de dañarnos la piel o desarrollar alergias. En realidad el poliuretano no se puede reconstruir, no existe un aceite que "reconstruya" el poliuretano, lo único que podemos hacer es reacondicionarlo (lo que se conoce como "rehidratarlo") y protegerlo para que nos dure más, pero una vez dañado, la solución debe ser con otros elementos (como pastas que aporten el material desprendido, o pegamentos que lo suelden).
La intención, por tanto, a la hora de utilizar aceites es que la resina no envejezca, que los microorganismos, especialmente los hongos, no puedan desarrollarse sobre la superficie del material. Si encuentran un resquicio de humedad, entrarán por él y empezará la cuenta atrás para que se destruya el material. Por eso precisamente el almacenamiento de las resinas es crucial, y cuando hablamos de resinas resecas estamos hablando de resinas que han superado su ciclo de uso (por cuestiones de ataque ambiental, cambios de temperatura, o de microorganismos) y por eso los fabricantes les ponen en las suelas de resina del buen calzado su fecha de fabricación, con el fin de que el comprador sepa los años de vida útil que le quedan a esa suela antes de adquirir ese calzado. No es raro que muchos montañeros se hayan encontrado de repente con las suelas de sus botas, incluso de marcas de prestigio, totalmente destrozadas tras unos meses de no usarlas, siendo atacadas por diversos agentes, además de que los cambios de temperatura, como decíamos, afectan enormemente a las resinas.
J. David Miller, en su obra "Microorganisms in Home and Indoor Work Environments", dedica un interesante capítulo al ataque de microorganismos hacia los elementos de poliuretano, la llamada "biodeterioración", inducida por bacterias corenyform o actinobacterias, que parecen ser especialmente interesadas en este tipo de resinas. Por si fuera poco, los poliuretanos son uno de los compuestos de resina más proclives a ser atacados por hongos, y uno de los menos resistentes a los mismos. Aunque en un principio esto pueda parecer negativo, ha colaborado al desarrollo de compuestos biodegradables, como el polycaprolactone, muy útiles en el mundo médico (para suturas autodegradables, por ejemplo).
Todo ello incide negativamente en la durabilidad de las resinas que, por otro lado, y en especial el poliuretano entre ellas, tienen una vida relativamente corta. Con el uso de aceites intentamos alargarles esa vida reduciendo su deterioro por dos frentes: uno, hidratando (aunque no sea el término correcto, insistimos, ya que deberíamos hablar de "reacondicionando") y protegiéndolo frente a la radiación ultravioleta (que destruye las cadenas poliméricas) y los cambios bruscos de temperatura, así como el uso y, el otro frente, creando una superficie más resistente para impedir la colonización de bacterias y, sobre todo, hongos, que a las pocas semanas pueden debilitar el material. En los automóviles se utilizan diversos componentes basados en aceites minerales, que acondicionan estéticamente el plástico, pero esos aceites no pueden usarse para un reloj que debemos llevar en la piel, de ahí la necesidad de recurrir a productos como la silicona, el aceite de ricino, o la glicerina. Sin embargo, recordemos que el PU resiste el uso de alcoholes etílicos solo bajo determinadas condiciones, y durante un corto espacio de tiempo, por eso debemos tener mucha precaución al desinfectar nuestro G-Shock. Aunque sí resiste tanto al aceite de parafina (base de muchos de los aceites de silicona en formato líquido) como al glycol, pero los primeros son agresivos con nuestra piel, mientras que la glicerina, que se usa como ingrediente base de muchos jabones, no resulta nociva al usuario (en materia de compatibilidad, tanto el aceite de silicona como el aceite de glicerina tienen la misma resistencia química al poliuretano: muy baja, con lo cual, podemos usar silicona o glicerina indistintamente para el cuidado de correas y biseles, o en su caso incluso aceite de ricino como sustitutivo). También conviene indicar, dicho sea de paso, que las resinas de biseles y correas no son resistentes a los aceites minerales, por lo que nunca debemos usar los acondicionadores de plástico para los coches como acondicionadores de correas para el reloj. Tampoco debemos caer en el error de limpiar el reloj con productos como el agua oxigenada (peróxido de hidrógeno), que tienen una relación muy mala, y en esta misma publicación os contamos cómo le afectaba.
Así que recuerda, en lugar de ese aceite de silicona parafinado que poco o nada tiene que ver con la silicona y que puede dañarte la piel, si no tienes a mano grasa o aceite de silicona pura, usa aceite de ricino (es el único aceite vegetal de su tipo que puede usarse como poliol natural para producir poliuretano), y glicerina (o un producto con base de glicerina) para limpiarlo.
Conclusión
Desinfecta tu reloj con un gel a poder ser a base de glicerina y ethanol, solo en ocasiones en las que no puedas lavar tu reloj. Usa jabón de glicerina para su limpieza, y para su mantenimiento y engrase de biseles y correas acéitalo con grasa de silicona (y nunca aceite siliconado). Alternativamente, podemos usar aceite de castor (aceite de ricino) con propiedades similares al aceite de silicona, y bajo el mismo método de aplicación: humedecer un paño, y extender sobre la superficie. Dejar secar durante unas horas y luego retirar los restos con una gamuza suave de microfibra.
Confiamos en que esta sencilla lista-resumen te ayude:
· Desinfección y limpieza
- Gel hidroalcohólico con glicerina.
- Jabón a base de glicerina.
· Aceitado
- Grasa o aceite de silicona puro (de venta en tiendas de modelismo, y en tiendas de submarinismo o productos náuticos. Cuidado, porque los que se venden en grandes almacenes, tiendas de bricolaje y ferreterías, no suele ser puro 100% y suelen incluir aditivos parafinados no aconsejables).
- Aceite de ricino (de venta en herboristerías, farmacias y grandes almacenes a unos 6 € la botella de 100 ml, dependiendo de la marca).
Nota técnica: El aceite de silicona puede tocar circuitos e interior del reloj sin dañarlo, pero el aceite de ricino solo debe utilizarse para el exterior, correas y biseles, hechos con resinas, nunca para circuitería.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Una cosa importante es la humedad. Yo los guardo con bolsas desecantes y he comprobado que las hace más longevas.
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