¿Y si tengo que salir?

- ¡Yo soy un valiente, a mí no me pilla!, contaba alguien ayer mientras regresaba a casa en torno a las nueve de la noche. Son de esos señores que luego acuden corriendo al médico a los primeros síntomas de resfriado, o por torcerse una uña. Supongo que en España somos así, "unos valientes". Claro, con salud y viendo los toros desde la barrera, nos creemos todos muy hombres. Muy "intocables". Pero las bravuconadas ya sabemos dónde suelen acabar también.

Una hora en la que, por cierto, no se veía a nadie en la calle excepto algo que me llamó mucho la atención: ancianos y ancianitas con sus carritos de la compra. Gente que suele salir bien temprano por la mañana, ayer a punto de cerrar los establecimientos comerciales y tiendas de alimentación aún estaban haciendo acopio de víveres. Algunos han ido dos o tres veces a adquirir alimentos. Así no es extraño que las tiendas, durante el día, presentasen un panorama desolador. La foto con la que abrimos este post es una buena muestra de ello.




Con varios municipios españoles cerrados "a cal y canto", y la recomendación general de no salir a la calle en muchas poblaciones de nuestro país, de inmediato surge una pregunta muy lógica: "pero, ¿y si tengo que salir?".

Durante todos estos días se han estado repitiendo las medidas básicas de protección personal y seguridad: no reunirse con grupos de personas, mantener una distancia entre varios lo más separada posible, y cuando hayamos estado en sitios públicos de más o menos riesgo (ir a la tienda, hacer gestiones, etc.), hacerlo con guantes, o utilizar geles o soluciones desinfectantes. Entre tanto tengamos las manos contaminadas, no tocar otros objetos -especialmente no llevarse los dedos a la nariz, ojos o boca-, ya hemos dicho que tampoco se cometa el error de usar el smartphone con las manos sin desinfectar. Por ello, insistimos en nuestra recomendación de usar siempre reloj.

Estas medidas se hacen más importantes aún y cobran especial relevancia cuando entramos en contacto con personas con defensas bajas, enfermos crónicos o ancianos. Lo mismo con los niños y adolescentes, que puede que apenas presenten síntomas, pero que sí pueden propagar la enfermedad.

Así que si tienes que salir, hazlo con sentido común, cuídate tú, vigila tu entorno, y trata de no correr riesgos innecesarios.

| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com