¿Por qué decimos que una caja de acero es "maciza"?

Lo habréis oído - leído - mencionar en más de una ocasión, "caja de acero maciza" o, en algunos casos y en algunos sitios, "caja sólida de acero". Pero, en realidad, ¿por qué es maciza o sólida, cuando todas tienen que ser huecas para, obviamente, acoger el movimiento del reloj en su interior?

Más aún: ¿es que hay cajas de acero que no son sólidas?




Pues sí, hay cajas de acero "no macizas". Se utiliza esta expresión de "acero sólido" para dar a entender un tipo de caja de metal construida a partir de un único bloque metálico. En realidad, es ese bloque el que es sólido, no hueco, y a partir de él se va trabajando el acero - normalmente labrándolo con herramientas de torno - hasta lograr la forma de la caja definitiva. Es así - a grosso modo - como se realiza el bloque motor de un coche (que también es sólido, para soportar las altísimas temperaturas que van a producirse en su interior).

En contraposición, existen cajas de acero "no sólido", que se realizan a través de moldes, para luego ser cromadas - como las de latón -, o con recubrimientos de acero, como las chapadas, que tienen eso, una "chapa" de acero (una capa) y dentro o bajo ella la caja, o mejor dicho, el cuerpo de la misma, es de otro material de peor calidad (normalmente resina).


Una caja de acero maciza no posee "capas", toda su construcción es del mismo bloque de metal, es más pesada, pero mucho más resistente y, si unimos a ello un cierre roscado, tenemos la combinación históricamente perfecta en relojería. Los buenos relojes de siempre, los que se dice pasan "de generación en generación" y los modelos más longevos y más probados, están construidos así. Es, por decirlo de una forma fácil de entender, "la perfección" en la construcción relojera, y en su ingeniería.

Es cierto que una caja maciza es mucho más cara, y su fabricación incidía mucho en el precio y valor del reloj - al menos antaño -, pero se compensaba con su longevidad.


Pero algunos clientes no necesitaban ni querían tanto, así que se empezaron a ofrecer variantes más rápidas y baratas de trabajar, construidas en latón y, a partir de los setenta, en resina.

Una caja maciza implica que los desgastes y arañazos que se produzcan con el tiempo, van a deteriorar la caja pero seguirá siendo el mismo metal, y con la misma calidad de cuando salio de fábrica. Por eso permite algo muy valioso para los aficionados a la relojería: la restauración, pudiendo volver el reloj - más o menos, dependiendo de los daños claro - a su estado original. Esto es más difícil de hacer con una cromada - hay que rehacer el baño del cromado -, o chapada - hay que volver a reconstruirla -. Y es una tarea peliaguda en una de resina que, en según qué casos, es insalvable y hay que volver a moldearla (siempre y cuando contemos con los moldes originales, claro).

Por lo tanto, siempre que hablamos de un reloj duradero, hecho para muchos años, se incluye casi por necesidad una caja de metal macizo. Y, si es roscada, mejor.



| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com