Muchos sabréis que, personalmente, siento debilidad por la forma de vida y filosofía de los países nórdicos (por algo están donde están, claro), y en algunos de ellos existe una costumbre bastante práctica. Consiste en almacenar todas tus pertenencias "de urgencia" y más valiosas, que puedas necesitar en caso de emergencia -de cualquier tipo-, en una bolsa (hay bolsas específicas para ellos) o caja, de tal forma que, si algo ocurre en tu edificio o casa, lo único que tengas que hacer es coger esa caja, y -obviamente- salir acompañado de tus familiares. Me pareció algo sumamente práctico y útil porque yo, que he vivido alguna que otra situación parecida -si no lo habéis pasado, no os aconsejo tener que vivir esa experiencia- me resultó dramático el ver cómo algunas personas se hunden y se desesperan para que los servicios de emergencias les permitan acceder a su domicilio a recoger "sus cosas" más básicas: documentación esencial, útiles y medicinas que necesitan, tu agenda... En suma: lo que nos hace ser lo que somos en la sociedad.
Hace poco, mientras me encontraba en una mudanza, me di cuenta de la cantidad de cosas absurdas que acumulamos. Estupideces (muuuuuchas estupideces), tonterías, equipo de lo más dispar que, por supuesto, hace que las facturas de los servicios de mudanzas -que ya son caras de por sí- suban como la espuma. Y la gente paga por llevarse "toda esa parafernalia" de un sitio a otro, arrastrando consigo un vertedero de objetos de puro consumismo que ni os imagináis. Muchas de las casas de hoy parecen, más que una casa, un almacén de tienda de los chinos.
Hace ya algunos años que respecto a eso adopté una actitud, y es tener todo en cajas, embalado, como si mi vida fuera -que lo es, la de todos- tan pasajera que mañana tuviera que irme de donde estuviera. Mi armario de ropa lo deseché, es el primer trasto inútil que me quité de en medio. A cambio uso una caja de tamaño maxi que me regalaron. Tiene ruedas, y cuando quiero hacer limpieza, no tengo ni que sacar la ropa: la aparto y puedo limpiarla en profundidad. Algo que era imposible con armarios.
Uso mucho papel, es cierto: tengo mis agendas en papel, y muchas de las notas diarias las hago en papel. Pero cuando se acaba el año o se termina el cuaderno, lo paso a formato electrónico, y lo almaceno. Lo mismo hago con mis dibujos -me gusta mucho dibujar-, o diseños que hago en papel. No guardes papel ni loco, pesa muchísimo, ocupa muchísimo. Hace muchísimos años que no adquiero libros en papel, desde que tuve que -con todo el dolor de mi corazón- echar a la basura mi querida y voluminosa biblioteca -ya lo conté alguna vez-. Desde entonces tengo las cosas claras: libros en papel nunca jamás de los jamases. Tengo una incontable biblioteca que jamás hubiera podido tener en papel ni en sueños, pero ¿sabéis lo que pesa y lo que ocupa? Unos pocos gramos: está en un disco duro.
Gracias a la tecnología de la información, y al abaratamiento de este tipo de soportes, hoy en día la mayoría de cosas que tendríamos que acumular en enormes espacios y gigantescos muebles, nos cabe en un pendrive (un buen pendrive, claro, no estos de los chinos que te duran dos semanas y luego te quedas sin nada de lo que hayas almacenado). Por experiencia -de muchos quebraderos de cabeza- hay muy pocas marcas a las que puedas confiar "tus posesiones", en este aspecto. En discos duros, Seagate (Philips tenía unos buenísimos, con disco duro Seagate), y en memorias USB SSD, TDK. Da igual que te cueste un ojo de la cara, creedme: merece la pena que te gastes lo que sea, lo que sea, por un disco duro o pendrive de calidad. Huye como de la peste de Toshiba's, Sandisk, Samsung, Verbatim y basuras varias que encontrarás por ahí. Ya lo sé, los vas a encontrar tirados de precios, pero se te van a derretir en las manos.
Cada vez la gente almacena más mierda inútil, no entiendo por qué, no es tan necesario, no nos hacen falta tantas cosas, y se vive mejor con menos. Hoy leía precisamente en el perfil social de Wenzke Consulting una frase: "sigo amando mi reloj de Casio". Patrick (de dicha compañía) ponía su simple, sencillo y básico Casio W-86 rodeado de tags que eran toda una declaración de intenciones: "#keepitsimple, #nogucci, #norolex". "Nogucci" (no moda), "Norolex" (no presunción), "keepitsimple" (mantén lo simple). Cuando esa filosofía, de esos mismos relojes, la llevas al resto de tu vida, te liberas de cargas absurdas, y te evitas, además, disgustos y facturas muy, muy abultadas cuando tengas que hacer mudanza. Y si ocurre una catástrofe, coges tu caja y "largando". No tienes que volver a rebuscar en los escombros.
| Redacción: ZonaCasio.com / ZonaCasio.blogspot.com
Me gusta esa filosofía pero soy incapaz de seguirla. Acabo encariñándome de los trastos, digo yo que soy un síndrome de diógenes en potencia.
ResponderEliminarEso no quita que no admire las cosas simple, el W-86 del ejemplo es revelador. Aunque luego lo pensamos, y es un reloj que nunca ha logrado eclipsar a los W59 ni F91.
Con respecto a los USB yo siempre recomiendo los Kingston DataTraveler es una compra segura y fiable. Tengo varios de esta marca y nunca me han fallado, es mas alguno que otro se nos ha escapado en la lavadora. A pesar de haber sido lavados funcionan de nuevo como si fueran nuevos.
ResponderEliminarPor otro lado, lo de la mochila de "emergencias" es algo que tendríamos que tener todos en nuestra casa preparada por sea acaso. Este debate me recuerda el que tenido varias veces con gente cercana a mi que no entienden porque llevo diariamente en la mochila un botiquín de primeros auxilios.
Muy buen consejo el de Kingston, Xabier. Me lo apunto.
Eliminar