Cuidado con el G-7710, trae cosas muy malas (y muchas no son de este mundo)

Cuando era pequeño leía todo lo que caía en mis manos. Como mis padres no podían permitirse el lujo de tener una amplia biblioteca, y como en el pueblo tampoco había, la mayoría de las veces solo podía aspirar a que me comprasen libros por reyes, o en ocasiones especiales como los cumpleaños. Una amiga decidió que la mejor forma de despedirse cuando nos fuimos del pueblo era regalarnos su colección de libros, los cuales, en su mayoría, eran cómics. Pero entre ellos había una enorme colección de aventuras para adultos provenientes de su padre, los cuales trataban el tema del terror casi monográficamente (su padre debía ser muy aficionado a ese tipo de lecturas).

No se si os podéis imaginar el efecto que por aquel entonces, para una mente infantil como la mía, tuvieron aquel tipo de lecturas. Me imagino que su padre nos lo regaló con su mejor intención (bueno, estoy seguro que sí), pero obviamente no eran lecturas para niños. Y como no tenía otra cosa que leer, prácticamente me devoré todos aquellos volúmenes. Sí, aún tengo pesadillas con algunas de aquellas historias.



¿Pero qué tiene eso que ver con relojes? Ahora os lo explico. Solo os pido un poco de paciencia para contaros otra cosa: hace unos días llamé a una amiga, que vivía en un pueblo de las montañas no muy lejos de aquí (ahora por desgracia ella reside más lejos, en la costa) para que me dijera qué cementerio del lugar por donde ella residía había más o menos relativamente cercano, para poder desplazarme hasta él. Buscaba un cementerio pequeño, de esos típicos de aldea (con los cementerios urbanos hay que tener mucho cuidado, no hay que olvidar que las propiedades que hay en ellos son privadas y no puedes ir tranquilamente y ponerte a hacer fotos, por ejemplo), con esa atmósfera tan cuidada que sólo ese tipo de cementerios saben transmitir. Mi amiga me dio dos opciones, una más alejada, y la otra, a la que finalmente recurrí. Quiero agradecerle también los consejos que, para acceder al cementerio, me dio (no os creáis que era solo abrir una puerta y está, tiene su intríngulis que tampoco es menester contar aquí), y que solo quienes viven en la zona conocen.

Esta mañana, al amanecer, bien temprano, antes de que las calles se llenaran de coches, cogí mi mochila, mi móvil preferido para hacer fotos (del año del catapúm, pero no te tienes que preocupar si se te cae y rompe, aguanta "todo"), y me dirigí camino de ese pueblo. La intención era conseguir una imagen del cementerio para la portada de un pequeño recopilatorio que verá la luz, espero, durante este verano. Será una especie de homenaje, si se le puede llamar así, o de guiño a todos aquellos relatos de miedo que al principio de este artículo os comentaba. Por supuesto, siendo yo, y estando en este blog, tengo que meter relojes. Y tienen que ser Casio. Así que todos los relatos girarán en torno al G-7710. Relatos de terror en una temática que no me gusta adentrarme, pero que he explorado sin no pocos temores internos (escribir sobre ello no es que me guste, es que a mí mismo me da miedo).

El recopilatorio tendrá por título el clarificador nombre de "Purgatorium". Creo que eso lo dice todo. Espero que sus historias os conmuevan, aunque deseo fervientemente que no os hagan pasar los malos ratos que, con los libros de terror para adultos, pasé yo cuando era un niño.

| Redacción: Zona Casio