Lara hace mucho tiempo que ha dejado de publicar en su blog. Hace tanto como ocho años. En el mes de enero de 2006 decidió dejar de actualizar su blog después de algo más de un año de publicación constante. Es muy habitual en este tipo de publicaciones, porque es muy duro y se debe ser muy perseverante, de lo contrario acaba quemando bastante. Al fin y al cabo, esto no es un trabajo para casi nadie.
Pero entre los curiosos artículos que nos dejó esta blogger-escritora se encontraba una extrañísima vivencia en torno a un reloj, que os invito a leer íntegramente aquí. Seguro que si empezáis a leer su historia no podréis parar hasta llegar al final, y la razón es que es un hecho que le ocurrió a ella misma y que, por lo tanto -al menos así lo asegura- es real. Se trata del reloj de pared de su padre, un reloj que su dueño cuidaba y mimaba con mucho cariño durante años, y que se detuvo precisamente cuando su padre falleció. El reloj sólo volvía a funcionar cuando iba a ocurrir una desgracia, y luego volvía a detenerse.
La verdad es que es una historia escalofriante. Yo personalmente jamás había leído algo así, mucho menos que fuera real. Pero no acaba ahí la cosa, porque luego, en los comentarios, uno de sus lectores cuenta también algo parecido, pero en este caso con un reloj de pulsera que se detuvo el mismo día en que su padre enfermó. No obstante creo que en este último caso la explicación es bien sencilla si el reloj era automático: al no haber movimiento alguno que moviese el contrapeso y, con ello, diera cuerda al reloj, éste se acaba deteniendo. Algo totalmente normal y que no tiene nada de inusual.
Sin embargo el caso de Lara es, se mire por donde se mire, inexplicable. Por eso he decidido traerlo a esta sección de misterios, porque creo que es una historia que nos hace de verdad reflexionar sobre algunos interrogantes de este nuestro mundo y que entra en terrenos bastante desconocidos. Lo dicho, no os la perdáis, seguro que os impacta tanto como me impactó a mí en su día.
| Redacción: Zona Casio
Desde muy jovencito me han fascinado los relojes de pared de péndulo. Los padres de mi novia tenían un reloj de pared de péndulo pequeñito (40 o 50 cms.) y yo les decía constantemente que cuando me casara con su hija ese era el regalo que quería. Ellos me decían siempre: "...ese reloj no se mueve de ahí".
ResponderEliminarCuando me casé, con su hija, sabiendo las ganas que yo tenía de un reloj de esos, nos regalaron un gran reloj de pared de péndulo.
Aún hoy día sigue presidiendo, majestuoso, mi salón. Me apasiona, me embruja. Cuento esto, porque a mí también me han pasado cosas raras con ese reloj (aunque no tanto como la de ese relato). A pesar de los muchos años que llevo con él, todavía, a veces, me quedo mirando ese péndulo oscilando incesante, como hipnotizado. Es este
Precioso el reloj Francisco, me gusta mucho el toque clásico de su esfera
ResponderEliminarGracias Peugeot.
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