RelojesDeModa.com

3.02.2013

El valor de un módulo


Actualmente la mayoria de los relojes digitales ofrecen la hora, el dia (la fecha), y poco más. Los fabricantes que se mueven en la franja de relojes económicos (Marea, Nowley, Swatch...), con modelos de más o menos por debajo de los 50 euros, tienen módulos que, lo máximo que llegan a ofrecer es un doble horario, alarma, cronómetro y, si cabe, un temporizador. A veces nos quejamos de Casio, pero no hay ningún fabricante que ofrezca módulos tan completos como, por ejemplo, el 2515 del DataBank DB-36 por menos de 30 euros.

Algunas personas argumentan que fabricar el módulo digital de un reloj, a día de hoy y con los avances tecnológicos, es algo muy barato. Que los pueden hacer "como churros", y, en cierta forma, lo es



Pero no es ése el problema. Al menos, no el único. Si nos vamos a fabricantes que ofrezcan módulos más completos, Nixon por ejemplo, vemos que tienen funciones de mareas, pero aunque sea en versiones distintas de reloj, el módulo es el mismo. Y el reloj que lo monta no es precisamente barato, y ni incluye características extra como fases lunares.

No es la fabricación del módulo simplemente. Hay mucho más detrás que en ocasiones no tenemos en cuenta. Si seguimos comparando cualquier reloj de uno de esos fabricantes baratos, con uno de Casio, vemos que la terminación no tiene nada que ver. Que los segmentos y la disposición sobre el display en los Casio está más cuidada. En los Casio se "dibujan" los dígitos mejor, y suelen estar considerablemente más ordenados. Una prueba de esto es que si desarmamos el módulo de un Casio, y nos quedamos con él en la mano, y hacemos lo mismo con el de otro de estos fabricantes "low cost", nos daremos cuenta que, por lo general, en el de Casio podemos leer la hora y las distintas funciones casi sin necesidad de las guías que suelen acompañar las máscaras del reloj. Mientras que en el módulo "generalista" el aspecto caótico nos hace imposible saber qué zona corresponde a cada función.


Este trabajo tan refinado exige una fase de diseño y desarrollo muy importante, y es tan importante que en muchos casos se lleva la mayor cantidad del tiempo de diseño del reloj.

Otro de los aspectos que se nos suele olvidar es el acabado de la caja, y su inclusión con la correa. Parece algo banal, pero aquí son muchas las cosas que pueden fallar. Un mínimo desajuste puede hacer que el roce de la correa y sus topes con la caja nos moleste, o que se dé al traste con todo lo hecho porque hay demasiada sombra o muy poca distancia entre el reborde de alguna parte de la máscara con el borde de los dígitos en el LCD.

Todo eso luego hay que programarlo para su fabricación. Con los robots actuales y software CNC y CLP (Constraint logic programming) sobre máquinas PLC (Programmable logic controller) en procesos CAM (computer-aided manufacturing) no es algo muy complejo de hacer, pero conseguir que luego el producto final tenga esa terminación tan refinada de los Casio (o de una marca de prestigio), eso es otro cantar. ¿Por qué creéis que las marcas "low cost" o las falsificaciones es ahí donde más fallan? Porque una terminación perfecta es muy complicado de conseguir.

Con toda esta inversión ya nos hemos "pulido" unos cuantos miles de dólares del proyecto. Y aún no hemos acabado, queda la parte más escabrosa del reloj: la funcionalidad. Muy a la ligera a veces esgrimimos argumentos como: "que le pongan doble horario a todos", "o fases lunares, o posición solar". La posición solar, las fases lunares (y alguna que otra función), llevan implícitas que el reloj ha de tener la capacidad de operar con datos de posición geográfica alrededor del mundo entero, y hacer las operaciones basándose en ello. Eso sin contar ya aquéllos módulos que tienen horario mundial, o alarmas programables por fechas y temporizadores. Funciones más complejas exigen chips más complejos, y chips más complejos son más caros, requieren más tiempo de fabricación y más inversión. Y más riesgos. Hay más cosas que pueden fallar en un chip con multitud de datos que manejar y conservar, que en un simple chip que da la hora. Y el tiempo es dinero. Si en determinada fábrica de Casio se dedican a fabricar módulos con chips cuyo montaje es más difícil (y cuya programación también), es tiempo que quitan de fabricar relojes, lo que se traduce en modelos que tardan más en producirse. Y eso al final es también dinero. Para hacer toda esa parafernalia de chips diferentes en diseños de relojes todos ellos distintos entre sí se necesita una inversión y una capacidad industrial enorme. Si quieres hacerlo bien, claro.


Esa es una de las razones que en algunos módulos de G-Shock y Pro Trek nos lleguen a costar cientos de euros, porque no se puede fabricar un Pro Trek "apretando un botón" y que salgan relojes de una cinta transportadora a mansalva. Sin contar luego los estrictos controles de calidad.

Cierto que en los años ochenta había algunos módulos mucho más completos que ahora, pero hacerse con ellos era harina de otro costal. Un F-28 de la época te costaba casi mil pesetas, y en los ochenta mil pesetas era ya un dinero más que respetable. Muchas personas iban con mil pesetas a hacerse la compra al supermercado. Hoy en día con mil pesetas apenas puedes comprarte un par de cajas de galletas.


Y los módulo más completos, aún en cajas de resina, eran tan valiosos que la mayoría de las veces suponían el reloj principal del comprador, y suponía también un reloj que, por su valor, se regalaba sólo en ocasiones especiales. Hoy nos regalan un W-71 y parece que nos regalasen un trapo.

Estoy de acuerdo en que todo ha evolucionado, y los costes se han abaratado, pero producir un reloj desde su fase de diseño hoy en día no es como fabricar lápices. Esas cosas no se pueden automatizar ni abaratar, o corremos el riesgo de acabar con un producto desastroso (pero muy caro) entre las manos. Aquí hemos publicado ya varias veces algunos de los desarrollos técnicos de Casio, y os habeis podido dar cuenta de su complejidad. Algunos de ellos, como las correas reforzadas o la tecnología Wave Ceptor, llevan años de dedicación detrás, muchas veces con patentes propias. No mencionemos ya dispositivos y tecnologías de control magnético, como Smart Access, o luminiscente, como luz por radiación ultravioleta.


Y aún así, el corazón del reloj, su módulo, la parte más importante, continúa ofreciendo un limitado número de alarmas, temporizadores y cronógrafos, con programación en chip que hereda de otros modelos. No es tan fácil, ni es tan barato, hacer un buen módulo que luego cumpla su papel eficazmente. Hay que prever y anticiparse a sucesos como que el usuario introduzca datos erróneos, o se produzcan lecturas incorrectas en los sensores. Y todo ello en un reloj que no tendrá segundas oportunidades, debe funcionar siempre bien, y bajo diferentes circunstancias. Porque no estamos hablando de un teléfono móvil o de un MP4 o MP5 que puedas actualizar su firmware, sino que en el momento que sale de fábrica debe funcionar correctamente y hacerlo para siempre, para toda la vida útil del reloj. No hay lugar para el error.

| Redacción: Zona Casio

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