"Croma es de un color negro impenetrable. Lo conservo en una caja, junto a otros lobos, y lo llamo cuando lo necesito. Cuando me están atacando o requiero de auxilio. Es el que me hace caso, es el lobo más fiel a mí, y por eso es en el que más confío".
Así es como soñé una noche de frío, viento y lluvia, en donde acababa de pasar por una dura enfermedad. Me preguntaba qué significaba todo aquéllo, yo jamás había tenido un perro, mucho menos un lobo, aunque me sentía a veces en la necesidad de tenerlo y de sentirme protegido por él.
Entonces giré la cabeza a mi mesilla de noche, y allí estaba. Agazapado. En semioscuridad. Negro como el pelaje del lobo que había soñado. Como guardando mi vigilia en un estado semidurmiente. Era el W-202. Yo no solía dormir con reloj, pero en las últimas noches sí lo había hecho, porque me despertaba bañado de sudores fríos, temblando por la fiebre, y no sabía la hora de la noche en la que estaba inmerso. No sentía ni fuerzas para levantar un dedo, ¡mucho menos para buscar el reloj despertador! Pero con el W-202 en mi muñeca me sentía aliviado. La cálida iluminación anaranjada de su doble LED me transmitía esa sensación de alivio que sólo experimentas cuando notas los pasos de tu mascota cerca, o las caricias de su piel. Eran los ojos de mi lobo.
En mi sueño, lobos atacaban a otros lobos. Incluso a personas. Pero yo caminaba con Croma a mi lado, y me sentía confiado. Él siempre me protegía. Obedecía cuando le pedía abrirme paso. Era el más fiero, el más valeroso, el lobo más amigable. Mi compañero.
A partir de entonces al W-202 le llamo "Croma". Mi lobo.
| Redacción: Zona Casio | Gracias a Luis por compartir con nosotros esta bonita historia sobre su reloj.
No hay comentarios:
Publicar un comentario