Eso dice en palabras difundidas a través del portal especializado en cultura japonesa Nippon. En él, ponen en boca de Kikuo Ibe que la intención al desarrollar el G-Shock fueron los obreros como público objetivo. En el Centro Técnico de Casio en Hamura (que por aquel entonces estaba en obras, recordemos que empezó a construirse en 1979), Ibe vio a unos obreros que trabajaban sin reloj porque, con las vibraciones, sus relojes se destruían (suponemos que eran relojes mecánicos). Así que Ibe pensó: "Seguro que a los obreros les preocupa saber cuándo es la hora de comer y de regresar a casa. Voy a crear un reloj que se pueda utilizar también en la obra. Seguro que habrá un nicho de mercado para esto".
Dice que perseguían el famoso "Triple 10" pero que al final estuvieron a punto de abandonar el proyecto: los relojes no aguantaban caídas de 10 metros, los prototipos no eran capaces ni de lejos de ofrecer pilas de 10 años de duración (Casio no conseguiría este hito hasta finales de los años noventa, en realidad), y tan solo algunos Marlin eran capaces de aguantar 100 metros bajo el agua. En resumen: un desastre.