¿Te imaginas que a pesar de tener tu reloj con el tiempo exacto medido al milisegundo en un reloj atómico mediante el sistema radiocontrolado de Casio, el día amaneciera a las diez de la mañana? ¿O en pleno verano se pusiera el sol a las seis? Bueno, estos dos son ejemplos extremistas, pero son algunas de las razones de que "artificialmente" este año tendrá un segundo más de duración. La causa es que los relojes atómicos (por los que se regulan los relojes radiocontrolados) son tan sumamente exactos que no siguen el ritmo natural del planeta.
La Tierra, por diversas causas (roce de las mareas, los vientos, y la atracción gravitatoria del Sol y la Luna) ve reducida en ocasiones su velocidad de rotación, con lo cual, aunque sea mínimamente (medido en fracciones de milisegundos) la duración del día se alarga. Con el paso de los años esa duración se acumula, de manera que si los relojes atómicos no fueran "corregidos" convenientemente, acabarían ofreciendo un tiempo exacto pero que no sería un tiempo natural del planeta, con lo que podría ocurrir que llegase un momento en que pasaría lo que os contábamos al principio de estas líneas. Así que desde 1972 se ha procedido a añadir de cuando en cuando un segundo de duración al año. Uno de esos años será este 2015, al final del mismo, el 31 de diciembre, será añadido ese segundo de duración para ajustar el tiempo atómico con el tiempo terrestre.