Dentro de los G-Shock hay pocos modelos a los que les puedas poner tranquilamente y sin problemas una correa estándar que encuentres en cualquier tienda "de por ahí" sin que su imagen cambie drásticamente (para peor, en casi todos los casos). Cierto que últimamente están apareciendo muchas variantes con correas textiles, tipo NATO o con refuerzos en Cordura, que posibilitan en gran medida el que, cuando se deteriore la correa, puedas reemplazársela sin tener que buscar debajo de las piedras un modelo que le quede medianamente "resultón". El problema es que todos esos modelos de G-Shock siguen teniendo una caja de resina, lo cual les hacen estar bastante por detrás de este que te traemos hoy aquí.
Durante el año de 1996 Casio lanzó una versión de sus MR-G de caja maciza, semiarmis (tan famosos hoy en Edifice) y una correa que estaba anclada al primer eslabón (y único) de dicho brazalete: era el MRG-100TB (MRG-100TB-1). Esto hacía un conjunto no sólo resistente, ya que la unión con la caja se confiaba al trabajo del semiarmis metálico, sino enormemente polivalente.