En 1943 el ingeniero Jack Northrop tuvo un sueño. Desarrollar un ala voladora, un avión capaz de recorrer largas distancias y que incluiría toda la tecnología (y la más completa y novedosa) descubierta hasta la fecha en el mundo de la aviación. El avión, un prodigio de la ingeniería del momento, no pasó de la fase de prototipo (aún así sí pudo volar) debido a los enormes retos a los que se enfrentaban sus constructores y a que la tecnología de la época, sin ordenadores de vuelo, le hacía muy difícil (por no decir imposible) permanecer estable en el aire y pilotarlo con cierta comodidad.
Tuvieron que pasar más de cuarenta años para que la misma compañía, la Northop, pudiera desarrollar algo parecido. A día de hoy es el avión más moderno, terrorífico, espectacular y complejo que se haya realizado jamás. Se trata del bombardero estratégico furtivo B-2 Spirit, más popularmente conocido como B2.