Obviamente un reloj es falso cuando no lo produce la marca fabricante, sino que lo ensambla o fabrica una marca que intenta simular su interior, su exterior, o todo a la vez, de la marca legítima que fabrica el producto que ellos copian. El por qué no debemos comprarlo, independientemente de que cada uno "con su dinero hace lo que quiere", responde a cuestiones que todos ya conocemos de sobra: poco control sobre las materias primas, la calidad, seguridad, salubridad y confiabilidad de sus componentes, poca o nula respuesta en caso de fallo o avería, y trabajo precario de sus operarios.
Todos esos argumentos espantarían a cualquiera de manera que, a la par, los falsificadores intentan atraer a incautos con precios de derribo, acabados llamativos, y materiales (cajas de metal, cristales minerales...) de los que carece el reloj original.