A Casio le debo mucho. No a la marca Casio en sí, sino a sus relojes. No solo por los recuerdos que me han traído, por las satisfacciones que me han dado, y por la cantidad de buenas personas que gracias a ellos he conocido. Aunque todo eso -que no es poco- ya es suficiente, no es solo por eso. Mi afición a ellos hizo que "me olvidara" de otras cosas. Mientras los cuidaba, reparaba o simplemente admiraba (como si de un museo se tratase) evitaron que desperdiciara el dinero en otros artículos, acciones y actitudes que a la larga me habrían perjudicado enormemente. Nunca sabré la de malos momentos que mi afición por estos pequeños y agradecidos digitales me evitaron pasar.
El próximo día 29 (mañana) se celebra el día sin juegos de azar. Es una lacra social no solo el alcohol, que destruye a miles de familias, haciéndolas vivir un infierno, sino esa otra adicción al juego a la que en España, por desgracia, estamos tan habituados.