Esta es una de esas noticias que da gusto dar, de hecho es una de las que más a gusto nos hace sentir con Casio. Al contrario que otras compañías (también de relojería) que se centran en un producto y lo explotan sin más complicaciones, Casio suele estar siempre en la búsqueda de innovaciones útiles. Ya lo hizo no hace mucho con su serie de auriculares para poder conversar bajo el agua (por cierto, el compañero perfecto para el nuevo Frogman), que aporta a los submarinistas una seguridad valiosísima (muy de agradecer en ambientes marinos turbios o con poca luz), y ahora lanza otra de esas innovaciones que tan útiles resultan en el mundo en que vivimos, donde la necesidad de estar informado (y poder compartir esa información) es tan crucial.
Y es que, a pesar de los múltiples avances, el sector de las personas ciegas, o con dificultades de visión notorias, siempre ha ido un poco a traspiés. Las compañías tecnológicas no encuentran la motivación ni compensación suficiente para vender un producto a un sector de población que, aparte de que tampoco posea de una gran capacidad adquisitiva, tiene una introducción limitada.