¿Qué sentido tiene hoy comprar un Casio Collection, si por un poco más ya roza el precio de un G-Shock?
Hubo un tiempo en que los Casio Collection eran los reyes discretos de la funcionalidad: relojes baratos, resistentes, fiables. El F-91W, el W-800H, el AE-1200, el WS-1400... Eran los compañeros humildes de batalla, perfectos para quien quería algo sin florituras, pero con alma.
Pero con las subidas de precios reciented —más por tendencia de mercado que por mejoras reales— esos relojes están perdiendo su sentido original: el de ser "poca inversión, mucha utilidad".
Hoy, con un Collection sobrepasando a los 50 o incluso 60 euros, uno se pregunta: ¿No es mejor estirarse un poco más y pasar a un G-Shock básico, con resistencia real al maltrato, mejor estanqueidad y una estética más sólida? Porque el Collection, en su mayoría, sigue teniendo correas endebles, resistencia al agua justa y funciones que, sin ser malas, no evolucionan desde hace décadas. Y esta es su principal piedra de toque.
Es como si Casio hubiese dejado de entender qué hacía especial esa gama: la sensación de que estabas ganando más de lo que pagabas. Ahora, con ese equilibrio roto, pierden su gracia. Ya no son "el reloj humilde con espíritu", sino "el reloj caro que parece barato".
Y mientras tanto, el G-Shock, por poco más, sigue siendo lo que siempre fue: un tanque de muñeca, un símbolo de resistencia, y una inversión sensata.
Así que sí, comprar un Casio Collection hoy empieza a parecer un sinsentido... a no ser que lo hagas por nostalgia. Pero incluso la nostalgia, a ese precio, empieza a doler.
No hay comentarios:
Publicar un comentario