He visto cajas de relojes casi nuevos de W-59 y similares, totalmente con las asas destrozadas por una operación incorrecta de cambio de correa, al extraerle los pasadores. Algunos llegan a pensar incluso que modelos como los F-91 o los mismos W-59 no se les puede sustituir la correa y que, cuando ésta se rompe o deteriora, se ha de tirar el reloj entero a la basura. Así que creo que, y a estas alturas de tantos años de publicaciones en el blog, ha llegado la hora de explicar el procedimiento correcto que se debe realizar para cambiarle la correa a este tipo de relojes, sin estropear el reloj entero por el camino.
Como siempre hemos hecho en estos casos, recurriremos a dibujos ilustrativos, que si bien no son fieles cien por cien a lo que nos encontraremos, sí nos aclaran de manera excepcional los pasos a seguir.
Como es habitual, empezaremos enumerando las herramientas que vamos a necesitar, en este caso bastante simple: sólo una.
Lo suyo es que recurriésemos a un extractor de eslabones de extremo fino, pero para evitarte el desembolso económico (y no solo eso, el encontrar el adecuado, que ese es otro cantar) recurriremos a un útil fabricado por nosotros mismos usando para ello... Una chincheta. A la chincheta, que ha de ser de la mayor superficie posible en la cabeza (son ideales las chinchetas con cabeza plana y metálica "de toda la vida", y no las de plástico con rebordes que tanto se usan ahora), tendremos que hacerle algunos "ajustes". El primero es cortar la punta metálica con unos alicates, a una distancia en donde no quede mucho vástago libre (nos puede torcer la chincheta) ni poco (ya que podría no alcanzar para empujar el pasador).
Si no le cortásemos la punta afilada, ésta podría incrustarse entre el pasador y el asa y dañarnos seriamente la caja del reloj.
A continuación procederemos a limar el extremo de la chincheta. No es esencial, y si hacemos un corte recto nos podría servir, pero si limamos el extremo (prestando atención a que no quede muy plano) lograremos una mejor superficie de contacto y disminuiremos las posibilidades de que se dañen las asas.
El siguiente paso es encontrar qué extremo del pasador deberemos empujar. En efecto, si miramos fijamente el pasador del reloj veremos que un extremo es diferente al otro, uno de ellos acaba en punta, y el otro es plano totalmente. Además, presenta una pequeña protuberancia o bulbo (lo que da nombre al pasador, por cierto: pasador de bulbo). Las asas de la caja también son distintas de un lado y del otro. Un lado tiene un agujero mayor, y el otro posee un agujero minúsculo que "engancha" con la protuberancia de la cabeza del pasador. Esto es: el pasador se inserta en la asa desde el extremo "puntiagudo", y a través del -y pasando por- el agujero grande. Así que para retirar el pasador, tendremos que hacer justo lo contrario: empujar desde el agujero pequeño, tirando de la punta del pasador hacia atrás (y no hacia fuera). Si no lo hacemos así y empujamos el pasador hacia el agujero pequeño, corremos el grave peligro de crear holgura y que el pasador se salga por sí solo a la mínima fuerza.
Para encontrar el extremo adecuado desde el que empujar, miraremos los agujeros exteriores en la caja de las asas del reloj. Aquellos con la cabeza más pequeña y afilada (es decir, donde se vea menos "metal" y la cabeza esté más hundida) serán sobre los que habrá que incidir y empujar.
Ahora, ponemos la punta de la chincheta en el agujero y, apoyando el reloj sobre una superficie dura y lisa, empujaremos con fuerza. Se requiere que empujemos con energía, pero de una vez, tratando de que el vástago de la chincheta no penetre profundamente en la asa, sino que solo empuje al pasador. En cuanto venzamos la resistencia del tope del pasador éste saldrá fácilmente por sí solo.
Debemos tener cuidado con que la presión sobre el reloj esté en línea y sin desviaciones cuando lo empujamos sobre la chincheta, para evitar que ésta dañe el asa.
Lo cierto es que es un atarea sencilla pero, como todo, se requiere cierta práctica. Podemos experimentar antes con algún reloj viejo hasta que hayamos adquirido la suficiente soltura.
Como seguramente sabréis -pero no está de mas recordar- este procedimiento es válido para todos los relojes de Casio con pasadores tipo bulbo, no solo los F-91, también la mayoría de los F, los W-59, etcétera. Todos los relojes con este tipo de pasador se identifican fácilmente porque sus asas están perforadas en su totalidad, de extremo a extremo, mientras que los que tienen pasador convencional (spring bar o de muelles) no tienen agujereada el asa por completo.
Conviene indicar que, con el tiempo y unos constantes cambios de correa, el agujero de retención del pasador en las asas tiende a crear holgura y darse de sí. Si esto sucede deberíamos contemplar la posibilidad de sustitución de los pasadores de bulbo por unos clásicos de muelle.
El problema de este tipo de pasadores es que no suelen entrar en los agujeros de las correas, que están pensados para pasadores muy finos. Por lo tanto, deberemos elegir unos pasadores de muelles muy largos (a partir de 20 o 21 mm.) y de cuerpo fino. Para incrustarlos en el agujero de la correa de resina nos serviremos de una gotita minúscula de grasa de silicona, que será suficiente para hacer que el pasador se deslice en su interior. Pondremos la gotita en la entrada del agujero o en la punta del pasador, y a continuación lo empujaremos en el interior. Cuidado con no pasarse con la grasa o conseguiremos el indeseado efecto de que el pasador quede flojo y corramos el riesgo de que se salga de las asas con el tiempo, por lo que podríamos llegar a perder el reloj.
Este tipo de pasadores (finos y largos) no suelen encontrarse fácilmente porque Casio no los usa en el resto de relojes, que son pasadores mucho más gruesos. Lo mejor es por tanto que, si queremos sustituirle los pasadores de bulbo por unos spring-bars, acudamos con la correa y el pasador de bulbo a una relojería y seleccionemos el que más se ajuste al tamaño y más delgado sea. Si ponemos un pasador estándar típico en un reloj de este tipo puede salirse la correa con un movimiento brusco y, como mencionamos antes, llegar a perder el reloj.
| Redacción: Zona Casio
Muy buen reportaje...yo y mis relojes te lo agradecen.
ResponderEliminarOtro excelente articulo, muchas gracias.
ResponderEliminarQue pedazo de blog, que buen laburo hacen. Muchas gracias. Mis felicitaciones. Saludos desde argentina.
ResponderEliminar