En Zona Casio sabemos que la pregunta es una obviedad. Todo el mundo sabe lo que es un G-Shock. Pero más bien nos referimos a qué es lo que representan e inspiran estos relojes. Hace bastantes años por las barriadas por las que me movía hacerse con un G-Shock era muy complicado. Recuerdo que muchos chavales que veían que algún otro niño llevaba un reloj más sobredimensionado de lo habitual en la muñeca, enseguida ponían los ojos como platos, y se arremolinaban alrededor del susodicho chiquillo buscando ávidamente las leyendas "G-Shock" por su carcasa (técnicamente el bisel, como bien sabéis). Por desgracia, siempre resultaba que aquél voluminoso reloj era un Casio "de los normales". Ahora los chicos lo tienen más fácil, porque tienen incluso "G's" falsos por muy poco dinero, pero en aquéllos tiempos las tiendas "de los chinos" aún no habían invadido las calles.
Tener un G-Shock, para la mente infantil de entonces, era como tener poderes de superhéroe. Era tener algo realmente especial. Sinceramente incluso a mí (que ahora, por fortuna, tengo varios) me parecían unos relojes tan exclusivos que pensaba -por aquéllos tiempos, que desconocía el mundo de la relojería y de las líneas de Casio- que jamás podría alcanzar a poseer un día uno de ellos. Puede que resulte algo gracioso visto desde cierta perspectiva, pero era como poseer un Rolex de diamantes. Demasiado alejado del alcance de los mundanos.
Durante mucho tiempo incluso G-Shock fue Casio. Quiero decir, que tras el boom de los ochenta con las series F y W, en los noventa, sobre todo fuera de Japón, Casio era conocida (y reconocida) principalmente por sus G-Shocks. No fue hasta hace relativamente poco tiempo que sus líneas Oceanus y Edifice lograron hacerse un hueco (con mucho esfuerzo), e incluso a Pro Trek le costó bastante destacar e independizarse.
G-Shock ha tenido tanta importancia que hablar de ellos es un punto y aparte. Fueron los primeros relojes en dotar a la máquina como tal (el reloj) de carisma. Hasta entonces un reloj era un artículo necesario, un instrumento cotidiano, pero fueron los G-Shock, con su fama de aguantarlo todo y de soportar el duro trato diario, quienes crearon ese aura de reloj amigo, de compañero inseparable, de ayudante en aventuras y conflictos que luego copiarian todos los demás (Edifice, Pro Trek...), y otras marcas como Suunto.
Antes de G-Shock el reloj era una máquina que había que cuidar y tratar con dulzura y paños de seda. Como ahora los teléfonos móviles. A partir de G-Shock, ellos eran quienes te cuidaban a ti, vigilaban tu estado -con sus múltiples sensores- y tu ritmo diario -con sus múltiples características funcionales-. El ordenador de bolsillo que tanto nos gusta a los que tenemos debilidad por los relojes digitales, pasó a ser también la pequeña armadura de bolsillo. No es extraño que niños y mayores se sientan atraídos por ellos. De un simple instrumento de medir el tiempo ha pasado a ser toda una máquina de múltiples características (solo hay que ver el módulo del GD-350 o del G-7800 para darse cuenta de ello), que no sólo mide ya el tiempo, sino que cumple infinidad de cometidos. Eso sin contar los que poseen sensores y visualizan datos como fases lunares, posición solar y de mareas.
Se acabó, por tanto, el simple reloj de un par de agujas dando vueltas que sólo da la hora. Con G-Shock el sentimiento del reloj que nunca te abandona cobró una dimensión real, y fueron los que primero llevaron la sensibilidad y emoción, dotando de vida al mundo de la relojería y a la relación hombre-máquina. Hoy en día esas virtudes de emoción y encanto al ponerte un reloj las intentan inspirar infinidad de fabricantes a sus relojes, habida cuenta de que para muchas personas, con la llegada de los "iphones" y "androids", los relojes han perdido su utilidad. Pero esos sentimientos que intentan evocar muchas marcas de relojes desde hace algunos años ya son patrimonio de G-Shock desde hace largo tiempo.
La dinámica de G-Shock, ofreciendo todo eso en un reloj que sigue las pautas del modelo del cual partió (es decir, puro y duro código máquina taladrado sobre un chip sin tonterías de tener que actualizar firmwares ni engancharlo a nada para que funcione), lo ha hecho muy estable por dentro, y por fuera.
Hoy, no obstante, G-Shock lleva sobre sus hombros todo el peso de lo último en tecnología digital, como Smart Access o Bluetooth, demostrando que puede llevar su filosofía de resistencia y fiabilidad a niveles insospechados. Pero para los puritanos, para los que queremos un G-Shock de "esos de antes", de diseño inconfundible y de módulo consistente, Casio sigue dándonos módulos como el mencionado 3403 del GD-350. Siguen siendo relojes que mantienen su carisma auténtico y original. Inconfundibles y deseados como antes. Únicos y genuinos como siempre.
| Redacción: Zona Casio
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