Es cierto que pocas cosas me asustan ya de los sitios de compra-venta. Lógicamente, en ellos cada uno puede pedir lo que quiera por su reloj, por "hecho puré" que esté, y es muy libre de tratar de colarle a alguien un W-59 por mil euros. Otro cantar, claro, es que haya alguien tan insensato como para pagárselos.
Sin embargo de todos los anuncios que rozan ya el fraude este se lleva la palma. Se trata de una señora, que dice identificarse como "Claire L.", que trata de encontrar algún incauto para su W-218 (por supuesto ella no pone el nombre del modelo, a pesar de que el propio reloj lo lleva marcado, no sea que algún curioso le de por mirar en un buscador y descubrir el pastel y cuánto cuesta realmente ese reloj), que encima reconoce que está hecho polvo (bueno, eso no es necesario que lo reconozca: basta verlo en las fotos que, a pesar de ser de malísima calidad, el destrozo de reloj queda evidente, así que no quiero ni pensar lo que debe ser en vivo), y hasta roto ("hay que cambiarle el cierre", dice...). Como el cierre es una simple hebilla de plástico, obviamente estará rota.